La escucha activa
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La primera herramienta básica para conectar con los demás es la escucha activa, porque
sin la escucha activa no vas a poder llegar a ninguna parte. Ni tú ni nadie. Y es que
escuchar y oír no son la misma cosa. ¿Sabes qué pasa en este mundo? Que todos
hablamos y nadie escucha. Las personas estamos ansiosas por ser escuchadas, pero nadie nos
escucha. Si quieres diferenciarte y conectar, no hagas como que escuchas, haz una escucha
activa. Si alguien nos pregunta si sabemos escuchar a los demás probablemente contestaremos que sí, pero muchas veces nuestra práctica de la escucha nos demuestra que NO sabemos escuchar.
Ya decía Zenón de Elea, un filósofo de
la antigüedad que: "Nos han sido dadas dos orejas, pero en cambio sólo una boca, para
que podamos oír más y hablar menos." Así que la escucha activa no es oír lo que
la otra persona te dice, y no es tan fácil como puede parecer, ya que, por lo general,
estamos más pendientes de lo que nosotros pensamos, de lo que nosotros decimos y sobre
todo, de lo que queremos decir, en vez de escuchar activamente al otro.
La escucha activa requiere práctica, y en sí es un esfuerzo. Requiere una conciencia
plena en el mensaje, para estar concentrados en lo que nos intentan comunicar. Porque la
escucha activa no es escuchar pasivamente, sino escuchar con todos nuestros sentidos
para escuchar palabras, sentimientos, ideas o pensamientos que están detrás de todas
esas palabras.
Y, por supuesto, la empatía es importante para que puedas situarte en
el lugar del otro. Curiosamente hablamos más de lo que escuchamos,
y si le damos la vuelta a esto y empezamos a escuchar más de lo que hablamos, van a
cambiar varias cosas y es que vamos a enriquecernos y a darnos cuenta de cosas que antes pasábamos
por alto, como por ejemplo, LNV y vamos a comprender y a sintonizar mucho más con lo
que la otra persona nos quiere decir. Y dentro de la escucha activa, tiene mucho
que ver el contacto, que no es ni el contacto físico ni el contacto visual. Se trata de
estar en contacto real, más allá de todos los gestos o miradas que le puedes hacer a
la otra persona. Porque, aunque pueda parecer que estás ahí, escuchar no sólo es estar
de cuerpo presente. Sino estar en lo que la otra persona te dice con sus palabras, con
sus gestos y con su cuerpo. Es estar, en consciencia plena con lo que hay en ese momento y, como
ya he dicho, no dejarte llevar por tus propios pensamientos.
Lo más importante para tener una escucha activa lo más sana posible, es que dejes
de pensar en los juicios que tienes sobre lo que la otra persona te está contando.
Porque en ese momento ya no estás en el mensaje de la otra persona, sino en tus propios juicios.
Simplemente, aprende a dejar de lado tus ideas, tus prejuicios conscientes e inconscientes
y entra en la aceptación de todo lo que la otra persona te está contando y solamente
escucha. Por otra parte, es necesario el feedback,
es decir, comunicar a la otra persona que se le ha entendido. Existen tres formas: Con
el lenguaje no verbal y con el lenguaje verbal. Empecemos por las señales no verbales. Puede
parecer obvio, pero mantener contacto visual con la persona que te habla, da una señal
inmediata de que estás prestando atención a lo que te dice y que tienes interés. Si
a esto, además, le puedes añadir una sonrisa, motivará a la otra persona a seguir hablando.
Eso sí, cuida que esa sonrisa también tenga que ver con el contexto, porque si te cuentan
algo triste y tú sigues manteniendo la sonrisa, eso denota una falta de conexión y empatía
enorme. Y, por supuesto, el lenguaje no verbal de
todo tu cuerpo también es importante, porque cuando inclinas tu cuerpo en dirección a
la otra persona o asientes con la cabeza, también es una muestra de interés y de escucha
activa.
Al igual que el "mirroring", que es una técnica que, aunque sí que es verdad
que cuando ocurre de forma inconsciente es mucho más poderosa, también puedes realizar.
Se trata de imitar los gestos y movimientos de la otra persona como si fueras un espejo.
No necesariamente tiene que hacerse a la misma vez ni de la misma forma. Es decir, que si
alguien se rasca la mejilla, tú puedes tocarte el cuello 10 segundos más tarde, o si alguien
descruza las piernas, tú puedes hacerlo medio minuto después.
Luego también están las señales verbales y hay 5 fundamentales. La primera es a través
de la función fática del lenguaje, con expresiones como "aha, ya veo, hmm".
La segunda opción es que puedes hacerlo a través de pequeñas expresiones y cumplidos
que demuestran que estás atendiendo al mensaje, como podría ser: "tu honestidad para mí
es una virtud" o "pues debes ser muy buena jugando". No las utilices demasiado, ya que
pueden distraer, pero son pequeñas frases en las que valoras al otro.
La tercera es parafraseando, es decir: explicar con tus propias palabras lo que te acaban
de decir, para que te confirmen si estás entendiendo bien lo que te dicen o no. Por
ejemplo: "Vaya, que cuando fuiste a la reunión y te giró la espalda te sentó fatal.
Otra forma en la que puedes hacerlo es sintetizando lo que te está queriendo decir en una frase,
por ejemplo: "Claro, así que tú sientes frustración por todo lo que ha pasado".
Y, por último, siempre que realices preguntas relevantes que puedan aclarar la situación
que te ha contado o que te haya creado curiosidad saber, también estarás mostrando interés
en lo que te han querido comunicar. Lo que no es escucha activa es aconsejar,
decirle a la otra persona cómo debería sentirse, restarle importancia a lo que cuenta, tratar
de resolverle el problema, distraerse, interrumpir al que habla para hablar de ti o realizar
juicios sobre lo que la persona está sintiendo o queriendo imponer tu punto de vista como
el único válido y correcto.
fuente:
Africa Bos
https://www.youtube.com/watch?v=sLSrNxo2c_A
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