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Los juicios sobre la tristeza

Estar triste tiene muchos juicios asociados, por ejemplo:

  • «estar triste es de débiles»
  • «la tristeza te hace pequeño»
  • «las personas fuertes no lloran (o no están tristes)»
  • «la tristeza no sirve de nada»

Además, ¿cuántos anuncios ves donde alguien esté triste?

Ninguno.

Así que de alguna manera la tristeza no está «bien vista» ni «bien considerada».

Pero claro, como ser humano que eres, es lo más normal del mundo que, de vez en cuando, te sientas triste.

Pero al tener la tristeza tantos juicios negativos asociados, según a quien le digas que te sientes triste, pueden contestarte algo como:

  • no estés triste!, ¡que tampoco es para tanto!

Y yo me pregunto, ¿qué hay de malo en sentir la tristeza?

De hecho, yo misma he tenido que decir a algunas personas:

  • «sí, estoy triste, pero no pasa nada»,
  • «sentirme triste no es nada malo»
  • «sí, me siento triste, ¿y qué? ¿cuál es el problema?»

Evitar la tristeza

¿Qué pasa cuando intentas evitar, a toda costa, sentir esa tristeza?

Si quieres evitar sentirte triste, tienes que encontrar alguna manera de anular tus emociones, así que quizá puedes ponerte a ser:

  • hiperactiva/o: porque mientras estás “haciendo”, no estás “sintiendo”.
  • compulsiva/o: realizando un comportamiento compulsivo, tipo limpiar la casa a fondo o ponerse a pintar las habitaciones, con la intención de «no sentir».
  • impulsiva/o: irte de compras e impulsivamente, comprarte aquello que NO necesitas, para calmar tu emoción.

Pero dime,

¿Crees que alguna de estas opciones va a hacer desaparecer tu tristeza?

Puede que a corto plazo, sí, pero estarás de acuerdo conmigo que, a largo plazo, NO.

El miedo a estar triste

Alguna clienta mía me ha dicho:

mi mayor miedo a estar triste, es quedarme atrapada en esa tristeza y no poder salir”.

Hace tiempo, yo podía sentirme así.

Porque no comprendía que aceptar la tristeza y permitirme sentirla, es el mayor acto de fortaleza que se puede hacer.

Ya que cuanto menos lucho en contra, cuanto más me rindo, más fuerza tengo.

Porque ahora sé, que la tristeza es un sentimiento más, y que no va a hundirme en la desesperación o va a llevarme a una depresión.

Es una manera de liberar una emoción, como cualquier otra.

Y cuando lo haces, te sientes fuerte porque sabes que eres tú quien controla tus emociones, y no son ellas las que te controlan a ti.

Gestionar la tristeza

Para gestionar este sentimiento, te propongo 3 pasos:

Paso 1: Aceptar la tristeza

Para gestionar una emoción has de poder identificarla.

Y luego, aceptarla.

Cuidado porque muchas veces uno puede pensar que está triste y lo que siente es rabia, pero si la rabia es más difícil de permitírtela que la tristeza, puede que abras «el grifo» equivocado.

  • ¿Te sientes triste?
  • ¿Cómo sientes esa tristeza en tu cuerpo?
  • ¿Puedes diferenciar la tristeza de otra emoción escondida?

Sea como sea, si finalmente identificas que te sientes triste, pues…

Bienvenida sea tu tristeza.

Ábrete a ella.

Permítete sentirla.

Tranquil@, no te va a pasar nada.

El problema viene cuando intentas «no sentir» aquello que sientes. En ese caso pueden quedarse emociones reprimidas y causarte como consecuencia síntomas físicos.

Pero aceptar la tristeza es simplemente, dejar de luchar, dejar de oponerte y abrirte a lo que sientes.

Paso 2: Encuentra el mensaje que tiene para ti

Imagina a tu tristeza como esa amiga que viene a decirte algo.

Busca su mensaje.

  • ¿Hay algún motivo que te haya provocado ese sentimiento?
  • ¿Ha pasado algo en tu vida que te haya hecho sentir así?
  • ¿Qué te está diciendo tu tristeza?
  • ¿Alguien te ha hablado mal y tú te has puesto triste?
  • ¿Te trata mal tu pareja y eso te pone triste?

Busca ese mensaje, porque cada emoción tiene un mensaje para ti y es importante que lo escuches, porque sólo así podrás hacer algo al respecto.

Si ignoras el mensaje que la tristeza tiene para ti, quizá tu alma tendrá que buscar otra manera de comunicarse contigo.

Si a nivel emocional no puede, quizá se vaya a crearte problemas físicos, así que, no desaproveches la oportunidad que te dan las emociones para conectar contigo.

Paso 3: Decide si puedes hacer algo por ti

En este punto, quiero que consideres una cosa:

Hay situaciones en la vida que son dolorosas y que se han de pasar.


Por ejemplo:

  • un duelo
  • una ruptura de pareja
  • que te despidan del trabajo
  • que te pelees con algún familiar
  • que tus hijos tengan algún problema
  • que tengas dificultades económicas
  • etc.

Sentirse triste es una consecuencia natural de esas situaciones.

Y probablemente, no puedes hacer nada para cambiar lo que ya ha sucedido, pero siempre se puede cambiar la ACTITUD con la vives esa experiencia.

Pero centrémonos ahora en esas situaciones en las que sí puedes hacer algo al respecto:

Por ejemplo,

Si en tus relaciones sientes que no te respetan y eso te duele, ¿No será que ha llegado el momento de aprender a poner límites?

Si no consigues estar bien en tu relación de pareja, podría ser que tu tristeza te avisa de que la relación no funciona y que tienes que plantearte hacer algún cambio?

¿Qué es aquello que sí puedes cambiar para contestar a esa necesidad interna que tu tristeza te esta mostrando?

La tristeza como signo de fortaleza

La mayor tristeza de mi vida la sentí al tener que dejar una relación de pareja a la que yo quería, pero que «su manera de quererme» me hacía más mal que bien.

Fue una experiencia muy dura y por suerte, tuve ayuda de una terapeuta.

Lo pasé fatal y parecía que mi dolor no se acaba.

Pero por si todavía no lo sabes, TODO SE PASA.

Y la tristeza, también.

Una vez recuperada de aquel dolor, me di cuenta de que nunca más volvería a pasar por una situación similar.

La tristeza que sentía, me había enseñado que debía poner límites, y que no tenía que permitir ciertas cosas.

Al cabo de un tiempo mi fortaleza interior era tremenda.

Hoy sé que aceptar la tristeza te ayuda a superar más rápido una situación dolorosa, porque en vez de evitarla, escuchas lo que ésta tiene que decirte.

Todo ser humano tiene resiliencia, es decir, la capacidad de superar aquellas dificultades o problemas que la vida te presenta.

Y eso significa que tú también la tienes.

Así que, si no quieres que tu tristeza se convierta en sufrimiento, sólo acéptala y busca la mejor manera de pasar por ella.

Si la situación te supera, busca ayuda.  Yo lo hice, y me ayudó muchísimo.

fuente:

https://www.mypsicologa.com/aceptar-la-tristeza/

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