LA AUTOCOMPASIÓN

LA AUTOCOMPASIÓN

 Vicente Simon - aprende a practicar mindfulness.

El principal obstáculo para la autocompasión es el creerse autoindulgente. ¿Qué pasaría si dejara de criticarme a mi mismo? ¿Continuaría cometiendo los mismos errores una y otra vez? ¿Me convertiría en una persona egoísta y perdería todos mis amigos? La investigación ha demostrado que  cuanto más nos fustigamos tratando de mejorarnos, más difícil es que cambiemos. La autocompasión es uno de los cimientos del cambio. Por ejemplo, tras sacar una mala nota en la escuela o cuando una persona se salta la dieta, la gente autocompasiva tienen mayor probabilidad de aprender de sus equivocaciones y volver a comprometerse con sus metas. Cari Rogers (1961) dijo: La curiosa paradoja de la vida es que cuando me acepto como soy, entonces puedo cambiar. Curiosamente, la autocrítica nos hace sentirnos seguros.

Por ejemplo, hay evidencias de que la autocrítica reduce la presión arterial. Cuando las personas poderosas a las que hemos ofendido (un padre, una madre, un jefe) perciben nuestro remordimiento, se muestran más afectuosos con nosotros y nos relajamos más. Por desgracia, el alivio (poco

duradero) que sentimos cuando nos criticamos, refuerza el hábito de la autocrítica. Y al contrario, cuando somos amables con nosotros, es fácil que nos sintamos menos seguros, ya que aparecen viejos recuerdos de vergüenza y de miedo.

Esto puede causar lo que Paul Gilbert llama el «miedo a la compasión». La buena noticia es que incluso las personas que, en su infancia, se sintieron inseguras y asustadas, pueden aprender poco a poco a ser más autocompasivos.

Las personas que participan en el programa MBSR de 8 semanas de Kabat-Zinn parecen desarrollar de manera natural la autocompasión. Actualmente se están desarrollando programas para cultivar explícitamente la autocompasión, como el programa de Germer y Neff: «Mindful Self-Compassion

» (MSC) y el programa de Paul Gilbert: «Compassionate Mind Training»


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