Vicente Simon - aprende a practicar mindfulness.
Se activan subsistemas diferentes del
sistema nervioso cuando somos compasivos y cuando nos sentimos amenazados.
Cuando el sistema de la «amenaza» es activado, particularmente por situaciones
desafiantes como la tristeza, el enfado y el miedo, es probable que nos hagamos
daño a nosotros mismos, nos abandonemos o nos atasquemos en la cavilación
ansiosa.
Cuando se activa el sistema de la
compasión o de «seguridad», nos relacionamos con nosotros mismos consolándonos
y animándonos. La investigación de Gilbert ha mostrado que se activan
diferentes áreas cerebrales cuando somos autocríticos y cuando somos
reconfortantes (Longe y cois., 2010).
La autocompasión se encuentra integrada en el cableado de
nuestro sistema nervioso. Aunque parece que es más fácil activar el sistema
amenazador que el sistema de seguridad, ambos pueden ser reforzados con la
práctica. Para desarrollar la habilidad de la compasión hemos de recordarnos a nosotros
mismos la buena voluntad con la que nacimos. De acuerdo con el Dalai Lama, todos
los seres vivientes desean ser felices y estar libres de sufrimiento. Aplicando
un lenguaje que exprese ese deseo primordial («Que yo y todos los seres
vivientes estén libres de sufrimiento»), podemos momentáneamente liberarnos de
esa carga de la autosuperación y de la autocrítica y ser mejores amigos de
nosotros mismos.
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