Gary Keller - lo unico

 

Gary Keller - lo unico


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Ojalá me hubiera permitido ser más feliz 



el hormigon de la disciplinas son los habitos

es mas importante los buenos habitos q la disciplina


comenzar buenos habitos de 1 en 1 secuencial


la disciplina hay que tener para:

   hay q tener disciplina para elegir los habitos adecuados y rechazar habitos los no adecuados


«Centrarse es cuestión de decidir qué cosas no vas a hacer».

John Carmack


Es reconocer que no todas las cosas importan por igual y encontrar las cosas que

importa más.

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domino

Las personas altamente exitosas saben que deben alinear sus prioridades. Ellos encuentran el dominó de plomo y golpéalo hasta que se caiga

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“No es lo que no sabes lo que te mete en problemas. Es lo que sabes con certeza que simplemente no es así”.

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pareto

No todo importa por igual.

o El Principio 80/20 afirma que una minoría de causas, aportes o esfuerzos generalmente conducen a la mayoría de los resultados, productos o recompensas.

o El esfuerzo seleccionado crea casi todas las recompensas.


o La mayoría de lo que quieres vendrá de la minoría de lo que tú haces.

o Los resultados extraordinarios son creados desproporcionadamente por menos acciones

de lo que la mayoría se da cuenta. 

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multitarea
La multitarea pasa factura. Las distracciones conducen a malas decisiones, errores dolorosos, y estrés innecesario

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disciplina

El éxito es en realidad una carrera corta: un sprint impulsado por la disciplina solo por mucho tiempo suficiente para que el hábito entre en acción y se haga cargo.
Puedes tener éxito con menos disciplina de lo que crees porque
el éxito se trata de enfocarse en lo correcto, no de hacer todo bien.

Las personas súper exitosas no son sobrehumanas en absoluto; simplemente han usado una disciplina
seleccionada para desarrollar algunos hábitos significativos. Uno a la vez. Tiempo extraordinario.

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vida equilibrada en lo personal

En su mundo personal, la conciencia de su espíritu y cuerpo, la conciencia de su familia y amigos, la conciencia de sus necesidades personales, nada de esto puede ser sacrificado si
tiene la intención de “tener una vida”. Su vida personal requiere un contrapeso estricto


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proposito

Nuestro propósito establece nuestra prioridad y nuestra prioridad determina la productividad que producen nuestras acciones. • La receta para obtener resultados extraordinarios es saber lo que te importa y
tomar dosis diarias de acciones en consonancia con ello.

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prioridad

El propósito sin prioridad es impotente.
Su prioridad más importante es ÚNICA cosa que puede hacer ahora mismo que ayudarle a lograr lo que más le importa.
Tenemos metas y planes por una sola razón: ser apropiados en los momentos de nuestras vidas que importan.

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productividad

El bloqueo de tiempo es una forma muy orientada a resultados de ver y usar el tiempo.

Es una forma de asegurarse de que se haga lo que hay que hacer.

o Vaya a su calendario y bloquee todo el tiempo que necesite para cumplir tu ÚNICA Cosa.

o Todo lo demás (otros proyectos, correos electrónicos, llamadas, reuniones, etc.) debe

Espere.

 

o Si los resultados desproporcionados provienen de una actividad, entonces debe dar que una actividad de tiempo desproporcionado.

o Todos y cada uno de los días, haga esta pregunta de enfoque para su tiempo bloqueado: "¿Qué es lo ÚNICO que puedo hacer hoy por mi ÚNICO Cosa de modo que al hacerlo todo lo demás sea más fácil o innecesario?"

o Una vez que hayas hecho tu ÚNICA Cosa del día, usa el Focusing

Pregunta para identificar tu próxima prioridad y darle a esa tarea el tiempo que se merece.



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compromisos

Lograr resultados extraordinarios a través del bloqueo de tiempo requiere tres compromisos:

o Debe adoptar la mentalidad de alguien que busca el dominio.
o Debe buscar continuamente las mejores formas de hacer las cosas.
o Debe estar dispuesto a hacerse responsable de hacer todo lo posible para lograr su ÚNICA Cosa.
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Pasar de “E” a “P”

o Mejorar continuamente la forma en que hace algo es fundamental para obtener el
la mayoría del bloqueo de tiempo.
o Abordamos las tareas de dos maneras: emprendedor ("E") o con propósito ("P")
ÿ El espíritu empresarial es nuestro enfoque natural, pero finalmente llegamos a un límite en nuestra mejora
ÿ Las personas con propósito buscan nuevos modelos y sistemas, mejores formas de
hacer las cosas. No aceptan las limitaciones de su enfoque natural. Hacen lo que sea necesario para avanzar hacia el dominio.


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o Ojalá me hubiera permitido ser más feliz (se dieron cuenta de que la felicidad es una elección)

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Ningún logro exige que seas una persona disciplinada a tiempo

completo, que hayas preparado con antelación todas tus acciones y que el control sea

tu solución a cualquier situación. En realidad, el éxito es una carrera corta: un esprint

impulsado por la disciplina que dura hasta que aparece la costumbre y toma el relevo


Cuando sabemos que tenemos que hacer algo pero no lo estamos haciendo, solemos

decir: «Solo necesito más disciplina». Lo que necesitamos en realidad es el hábito de

hacerlo. Y necesitamos la disciplina justa para forjarnos ese hábito



Así que, cuando ves a alguien que tiene pinta de ser disciplinado, lo que estás viendo en realidad es una

persona que se ha entrenado en un puñado de hábitos en su vida. Eso hace que

parezca disciplinado cuando en realidad no lo es. Nadie lo es



 Cuando nos parece que hemos sacado el máximo provecho a nuestro potencial en una

situación, pensamos que empezar de nuevo es la forma de seguir adelante. El

problema es que eso se convierte en un círculo vicioso y emprendemos la siguiente

cosa nueva con entusiasmo, energía, habilidad natural y esfuerzo renovados hasta que

volvemos a chocar contra otro techo y vuelven a aparecer la decepción y la

resignación.


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Recuerda siempre que, cuando dices que sí a algo, estás

diciendo que no a todo lo demás. En eso consiste mantener un compromiso.

Empieza a rechazar otras peticiones diciendo «Ahora mismo, no» a las distracciones

para que nada te impida alcanzar tu máxima prioridad. Aprender a decir que no

puede liberarte y lo hará. Esa es la manera de encontrar tiempo para LO ÚNICO



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Puede que te preguntes: «¿Por qué centrarme en una pregunta si lo que de verdad

anhelo es una respuesta?». Es fácil. Las respuestas vienen de las preguntas, y la

calidad de cualquier respuesta viene directamente determinada por la calidad de la

pregunta. Si planteas la pregunta equivocada, obtendrás la respuesta equivocada. Si

planteas la pregunta correcta, obtendrás la respuesta correcta. Si planteas la pregunta

más potente posible, la respuesta puede ser de las que te cambien la vida.

Voltaire escribió: «Juzga a un hombre por sus preguntas y no por sus respuestas». A

lo que sir Francis Bacon añadió: «Una pregunta prudente es la mitad de la sabiduría»


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Por qué funciona este sistema? Porque todo éxito extraordinario es secuencial, no

simultáneo. Lo que empieza siendo lineal acaba convirtiéndose en geométrico. Haces

bien una cosa y después haces bien otra. Con el tiempo se van sumando y se

desencadena el potencial geométrico del éxito.




Percibimos de manera intuitiva que el camino al más pasa por el menos, pero nos

preguntamos: ¿por dónde empezar?, ¿cómo escoger de entre todo lo que la vida nos

ofrece?, ¿cómo tomar las mejores decisiones posibles, experimentar la vida a un nivel

extraordinario y no mirar nunca atrás?

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Ganar dinero y conseguir cosas es algo que suele hacerse por el placer que se
espera que nos proporcione. Por una parte, lo cierto es que funciona. Obtener dinero o
algo que deseamos puede disparar nuestro contador de placer... durante un instante.
Luego vuelve a bajar. A lo largo de la historia muchas grandes mentes han
reflexionado sobre la felicidad, y sus conclusiones son prácticamente las mismas:
acumular dinero y cosas no proporciona automáticamente una felicidad duradera.
De qué modo nos afecten las circunstancias depende de cómo las interpretemos en
cuanto a su relación con nuestra vida. Si carecemos de una «visión de conjunto»,
podemos caer con facilidad en una búsqueda obsesiva del éxito. ¿Por qué? Porque, una
vez que conseguimos lo que queremos, nuestra felicidad se desvanece tarde o
temprano ya que no tardamos en acostumbrarnos a lo que hemos obtenido. Esto le
ocurre a todo el mundo y acaba por aburrirnos y hacernos buscar algo nuevo que hacer
o conseguir. Peor aún, podemos incluso no aminorar ni pararnos a disfrutar de lo que
hemos conseguido, porque en cuanto lo tenemos nos ponemos automáticamente en
busca de otra cosa. Si no tenemos cuidado, acabamos saltando de conseguir y adquirir
algo a conseguir y adquirir otra cosa sin dedicar nunca tiempo a disfrutar plenamente
de nada.

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La felicidad surge de camino a la satisfacción.

El doctor Martin Seligman, antiguo presidente de la American Psychological

Association, opina que son cinco los factores que contribuyen a nuestra felicidad: la

emoción positiva y el placer, el éxito, las relaciones, la implicación y el significado. De

ellos, cree que la implicación y el significado son los más importantes. Implicarse más

en aquello que hacemos mediante la búsqueda de maneras de dar más significado a

nuestra vida es el camino más seguro para lograr una felicidad duradera. Cuando

nuestras acciones diarias sirven a un gran propósito puede surgir la felicidad más

poderosa y duradera


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El secreto para salir adelante es empezar. El secreto de empezar es dividir las tareas complejas que te agobian en

tareas pequeñas y manejables y entonces empezar por la primera.





Me di cuenta de que no sabemos gestionar bien el tiempo

y de que la clave para triunfar no está en todas las cosas que hacemos, sino en el

puñado de cosas que hacemos bien.



¿Qué es LO ÚNICO que puedo hacer gracias a lo

cual todo lo demás me resulte más fácil o innecesario? Y cuando sé la respuesta, sigo

preguntándomelo hasta que soy capaz de ver todas las conexiones y hasta que todas

mis fichas de dominó están bien alineadas.

Por supuesto, puedes volverte loco si te dedicas a analizar hasta el menor aspecto

de todo lo que puedes llegar a hacer. Yo no lo hago, y tú tampoco deberías hacerlo.

Empieza por lo grande y espera a ver adónde te lleva eso. Con el tiempo desarrollarás

un sentido propio para decidir cuándo hacerte la pregunta esencial general o la

puntual.





PRIMERA PARTE: QUÉ ES LO ÚNICO QUE PUEDO HACER...

Esta parte hace hincapié en la acción focalizada. «Qué es LO ÚNICO...» te dice que

la respuesta consistirá en una idea única en lugar de muchas. Te dirige a algo

específico. Te dice de buenas a primeras que, aunque puedas tener en cuenta

varias opciones, tendrás que tomarte en serio esta porque no optarás por dos,

tres, cuatro o más cosas. No puedes repartir tus apuestas para jugar sobre seguro.

Solo puedes escoger una cosa, LO ÚNICO.

El segundo segmento, «... que puedo hacer...», es una orden que te conmina a

llevar a cabo una acción que es posible. Muchas veces la gente quiere cambiarlo

por «debería hacer» o «podría hacer», pero esas opciones no interesan. Son

muchas las cosas que podríamos o deberíamos hacer pero que nunca hacemos.

Con una acción que «puedes hacer» la intención no cuenta.






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https://marshallcf.com/wp-content/uploads/2017/02/The-ONE-Thing.pdf



extracto:

notas interesantes:

1)

Una vez encontrados los catorce nuevos empleados, empecé a trabajar con nuestros

directivos, uno a uno, para impulsar su carrera profesional en la empresa. Se convirtió

en una costumbre que el final de nuestras reuniones de formación y motivación fuese

una recapitulación de las cosas que se comprometían a hacer para nuestra siguiente

sesión. Por desgracia, muchos de ellos cumplían bastantes de aquellas promesas, pero

no necesariamente las que más importaban. Eso produjo una merma en los resultados,

a la que siguió la frustración. De modo que, en un intento de ayudarles a tener éxito,

empecé a reducir la lista: «Si podéis hacer solo tres cosas esta semana... Si podéis

hacer solo dos cosas esta semana...». A final, desesperado ya, la reduje a lo mínimo posible y les pregunté:

 «¿Qué es lo único que podéis hacer esta semana y gracias a lo

cual todo lo demás os va a resultar más fácil o innecesario?». Y entonces ocurrió algo

de lo más sorprendente: los resultados se dispararon.

Después de aquellas experiencias, me dediqué a recordar mis pasados éxitos y

fracasos y descubrí un patrón interesante: en los momentos en los que tuve un éxito

enorme había centrado mi atención en LO ÚNICO. Y cuando mi éxito había sido variable,

lo mismo había ocurrido con mi atención.


2)

 Simplificar.

Cuando pretendes tener las máximas posibilidades de triunfar en algo, tu estrategia

debería ser siempre la misma: simplificar.

«Simplificar» es ignorar todo aquello que podrías hacer y dedicarte a hacer aquello

que debes hacer. Consiste en reconocer que no todas las cosas importan igual y en

encontrar aquello que más importa. Es una manera de vincular más estrechamente lo

que uno hace con lo que uno desea. Se basa en darse cuenta de que obtener

resultados extraordinarios viene determinado directamente por cuánto seamos

capaces de reducir el objeto de nuestra atención.

La mejor manera de sacarle el máximo provecho a nuestro trabajo y a nuestra vida

es estrechar el foco de atención al máximo. La mayoría de la gente piensa que es justo

al contrario. Creen que para lograr un gran éxito hace falta mucho tiempo y dedicación

y que tiene que ser complicado. Y, en consecuencia, sobrecargan su agenda y sus listas

de temas pendientes les superan. El éxito empieza a parecerles algo inalcanzable, así

que se conforman con menos. Al no ser conscientes de que el éxito de verdad llega

cuando hacemos bien unas pocas cosas, se pierden tratando de hacer demasiadas y al

final consiguen muy poco. 

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Simplificar es una estrategia sencilla que da frutos extraordinarios y que funciona.

Funciona siempre, en cualquier parte y para cualquier asunto. ¿Por qué? Porque tiene

únicamente un objetivo: acabar conduciéndote al punto clave.

Si simplificas al máximo acabarás por centrar tu atención en LO ÚNICO. Y ese es el

punto clave.

3)

Así que cuando pienses en el éxito, apunta a la luna. Puedes alcanzar la luna si

priorizas bien y pones toda tu energía en conseguir LO ÚNICO. Obtener resultados

extraordinarios es como crear un efecto dominó en tu vida.

Tumbar fichas de dominó es bastante sencillo. Las alineas y le das un toquecito a la

primera. En el mundo real, sin embargo, la cosa se complica un poco más. La dificultad

reside en que la vida no nos pone todos los elementos alineados y nos dice: «Aquí es

donde tienes que empezar». La gente que tiene mucho éxito sabe a lo que se

enfrenta, de modo que cada día alinean sus prioridades, identifican la primera ficha de

dominó y la golpean hasta que cae.

¿Por qué funciona este sistema? Porque todo éxito extraordinario es secuencial, no

simultáneo. Lo que empieza siendo lineal acaba convirtiéndose en geométrico. Haces

bien una cosa y después haces bien otra. Con el tiempo se van sumando y se

desencadena el potencial geométrico del éxito. El efecto dominó sirve para todo en

general, para tu trabajo o tu empresa, y sirve también para ese pequeño momento de

cada día en el que tratas de decidir qué es lo siguiente que vas a hacer. El éxito se

fundamenta en el éxito y, a medida que esto va ocurriendo una y otra vez, tú vas

avanzando hacia un éxito mayor.


4)

sobreinformación

Agobiados y apresurados, en estos

tiempos nos persigue una molesta sensación de que tratamos de abarcar demasiado y

logramos demasiado poco.

Percibimos de manera intuitiva que el camino al más pasa por el menos, pero nos

preguntamos: ¿por dónde empezar?, ¿cómo escoger de entre todo lo que la vida nos

ofrece?, ¿cómo tomar las mejores decisiones posibles, experimentar la vida a un nivel

extraordinario y no mirar nunca atrás?


5)

«Las cosas de mayor importancia no siempre son las más llamativas».

Bob Hawke

Cuando todo nos parece urgente e importante, todo nos parece igual. Estaremos

muy activos y atareados, pero eso no necesariamente nos acerca al éxito. La actividad

muchas veces no tiene nada que ver con la productividad, y estar atareado rara vez

tiene que ver con hacer una tarea con eficacia.

Como dijo Henry David Thoreau: «Con estar atareado no basta. Las hormigas lo

están. La cuestión es: ¿ocupados en qué?». Dejarse el alma para cumplir mil tareas

por cualquier motivo es un mal sustituto de hacer una sola tarea que tenga algún

significado. No todo importa por igual, y el éxito no es un juego que gana quien más

cosas hace. Pero así es como la mayoría juega a diario.


6)

Los triunfadores hacen antes lo que otros dejan para más tarde y

posponen, incluso a veces indefinidamente, cosas que los demás hacen antes. La

diferencia no está en la intención, sino en la prioridad de paso. Los triunfadores

siempre avanzan partiendo de un sentido claro de lo que es prioritario.

Una lista de cosas pendientes, si la consideramos en su estado más básico, como un

mero inventario, nos puede llevar fácilmente a la deriva. Una lista no es sino las cosas

que crees que tienes que hacer, y el primer elemento de la lista no es más que la

primera cosa en la que pensaste al redactarla. Las listas de cosas pendientes carecen

de manera inherente de todo propósito de éxito. De hecho, la mayoría de ellas no son

sino listas de supervivencia: sirven para ir tirando por los días y por la vida, pero no

hacen que cada día sea un peldaño para subir al siguiente y construir de ese modo una

vida de ascenso hacia el éxito. Las horas extras dedicadas a ir tachando cosas de una

lista para finalizar el día con una papelera llena y una mesa de trabajo pulcra y

ordenada no tienen nada de virtuoso ni nada que ver con el éxito. En lugar de una lista

de cosas pendientes, lo que necesitas es una lista de éxitos: una lista de resultados

extraordinarios creada de manera deliberada.

Las listas de cosas pendientes tienden a ser largas, las listas de éxitos son cortas.

Una te empuja en todas direcciones, la otra te dirige hacia una dirección concreta. Una

es un directorio desorganizado y la otra es una directriz nítida. Si una lista no se ha

elaborado pensando en el éxito, no te llevará hasta él. Si tu lista de cosas pendientes

lo contiene todo, lo más probable es que te lleve a todas partes menos a donde de

verdad quieres llegar.

¿Y cómo logra un triunfador convertir una lista de cosas pendientes en una lista de

éxitos? Siendo tantas las cosas que uno puede hacer, ¿cómo decides qué es lo que más

importa en cada momento de cada día?

7)

Pareto apunta en una dirección muy clara: la mayor parte de lo que uno desea será

producto de una parte mínima de lo que uno hace. Los resultados extraordinarios son

fruto, de una manera desproporcionada, de muchas menos acciones de lo que la

mayoría creemos.

8)

La gran aportación de Juran fue que no todo importa por igual, que hay cosas que importan

más que otras, mucho más. Una lista de cosas pendientes se convierte en una lista de

éxitos cuando se le aplica el principio de Pareto.

El principio del 80/20 ha sido una de las reglas más importantes que han conducido

al éxito de mi trayectoria profesional. Describe un fenómeno que, al igual que Juran,

he observado una y otra vez a lo largo de mi vida. Unas cuantas ideas me hicieron

obtener la mayoría de los resultados. Unos cuantos clientes fueron mucho más valiosos

que otros, un reducido grupo de personas generó la mayor parte de mis negocios y un

puñado de inversiones dieron como fruto la mayor parte del dinero que gané. Mirase a

donde mirase, allí estaba el concepto de distribución desigual. Cuanto más aparecía,

más atención le fui prestando... y cuanta más atención le prestaba, más iba

apareciendo. Al final dejé de pensar que era una coincidencia y empecé a aplicarlo

como el principio absoluto del éxito que es en realidad, no solo en mi vida, sino

también al trabajar con los demás. Y los resultados que obtuve fueron extraordinarios.


9)

No importa que sea algo grande o

pequeño. Empieza con una lista lo larga que quieras, pero hazlo con la mentalidad de

ir eliminando cosas hasta reducir la lista a unas pocas cosas cruciales y no te detengas

hasta que termines quedándote con una única idea esencial. La única idea imperativa.

LO ÚNICO.


10)

Descubrirás esta desigualdad entre esfuerzo y resultados en todas las facetas de tu

vida con solo buscarla. Y la aplicación de este principio te abrirá las puertas del éxito

en cualquier asunto importante donde lo busques. Siempre habrá unas cuantas cosas

que importen más que las demás. Y, entre ellas, habrá una que será la más

importante. Asimilar este concepto es como si te diesen una brújula mágica. Puedes

recurrir a él siempre que te encuentres perdido o falto de orientación para averiguar

qué es lo que más importa.


11)

Grandes ideas:

1. Simplifica. No te centres en estar ocupado, sino en ser productivo. Deja que

aquello que más importa dirija tus pasos.

2. Llega hasta el fondo. Una vez hayas averiguado qué es lo que importa, sigue

preguntándote qué es lo que más importa hasta que no quede más que LO ÚNICO.

Pon esa actividad crucial en el primer puesto de tu lista de éxitos.

3. Di que no. Ya optes por decir «más tarde» o «nunca», la cuestión es decir «ahora

no» a cualquier otra cosa hasta que hayas concluido tu tarea más importante.

4. No caigas en la trampa de ir tachando la lista en orden. Si creemos que las

cosas no importan todas por igual, deberemos actuar en consecuencia. No podemos

dejarnos engañar por la idea de que tenemos que hacerlo todo, de que ir tachando

elementos de nuestra lista nos llevará al éxito. No debemos caer en el juego de ir

tachando cosas y que ninguna sea la importante. La verdad es que las cosas no

importan por igual y que el éxito lo hallaremos haciendo aquello que más importa.


12)

La multitarea no funciona.

Para poder poner en práctica el principio de LO ÚNICO, no puedes tragarte la mentira

de que es bueno tratar de hacer dos cosas a la vez. Aunque a veces se puede practicar

la multitarea, nunca se puede hacerlo con eficacia.


14)

Al contrario de lo que cree la mayoría de la gente, el éxito no es una maratón de

acciones disciplinadas. Ningún logro exige que seas una persona disciplinada a tiempo

completo, que hayas preparado con antelación todas tus acciones y que el control sea

tu solución a cualquier situación. En realidad, el éxito es una carrera corta: un esprint

impulsado por la disciplina que dura hasta que aparece la costumbre y toma el relevo.

Cuando sabemos que tenemos que hacer algo pero no lo estamos haciendo, solemos

decir: «Solo necesito más disciplina». Lo que necesitamos en realidad es el hábito de

hacerlo. Y necesitamos la disciplina justa para forjarnos ese hábito.

En cualquier conversación sobre el éxito siempre acaban apareciendo las palabras

«disciplina» y «hábito». Aunque su significado difiere, se conectan estrechamente para

formar los cimientos del éxito: trabajar de forma habitual en algo hasta que ese algo

te funciona de forma habitual. Cuando te disciplinas, lo que haces es básicamente

entrenarte para actuar de una manera concreta. Si te ciñes a algo durante mucho

tiempo se acaba convirtiendo en una rutina; es decir, en un hábito. Así que, cuando ves

a alguien que tiene pinta de ser disciplinado, lo que estás viendo en realidad es una

persona que se ha entrenado en un puñado de hábitos en su vida. Eso hace que

parezca disciplinado cuando en realidad no lo es. Nadie lo es.


Porque, a ver, ¿quién querría serlo? El solo hecho de pensar en moldear toda nuestra

conducta y mantenerla a base de entrenamiento parece algo terrible e imposible por

una parte y soberanamente aburrido por otra. La mayoría acabamos llegando a esta

conclusión, pero, al no ver ninguna otra alternativa, redoblamos nuestros esfuerzos por

lograr lo imposible o nos retiramos discretamente. Aparece la frustración y acabamos

rendidos a la resignación.

No hace falta ser una persona disciplinada para tener éxito. De hecho, puedes tener

éxito con menos disciplina de la que crees, por una razón muy sencilla: el éxito

consiste en hacer lo correcto, no en hacerlo todo correctamente.

El truco del éxito es escoger el hábito adecuado y hacer acopio de la suficiente

disciplina para consolidarlo. Nada más. No necesitas más disciplina que esa. Y cuando

ese hábito pase a formar parte de tu vida empezarás a parecer una persona

disciplinada, aunque no lo seas.


15)

La recompensa que aporta crearse un hábito adecuado es bastante obvia: te

consigue el éxito que estás buscando. Lo que muchas veces se pasa por alto, no

obstante, es otro beneficio imprevisto: que también te simplifica la vida. Tu vida pasa

a ser más clara y menos complicada porque sabes lo que tienes que hacer bien y lo

que no tienes que hacer. La verdad simple y llana es que enfocar la disciplina a un

hábito adecuado te dispensa de ser igual de disciplinado en otras áreas. Cuando haces

lo correcto, eso puede liberarte de tener que controlar todo lo demás.


16)

Disciplina y hábito. Lo cierto es que la mayoría de la gente ni siquiera quiere hablar de

esas dos cosas. ¿Y quién puede culparles? Yo tampoco quiero. Las imágenes que esas

dos palabras traen a nuestra mente son de dureza y dificultad. El simple hecho de

leerlas ya agota. Pero tengo buenas noticias: la disciplina correcta cunde mucho y los

hábitos solo cuestan al principio. Con el tiempo, el hábito que uno busca se va

haciendo más y más fácil de mantener. Es verdad. Mantener los hábitos exige mucha

menos energía y esfuerzo que iniciarlos (ver figura 7). Ármate de la disciplina

necesaria para convertirla en un hábito y el camino te parecerá menos arduo. Fija un

hábito en tu vida y serás capaz de transitar por la rutina con menos desgaste para ti.

Lo duro se convierte en hábito y el hábito hace que lo duro sea fácil.


17) 

grandes ideas

1. No seas una persona disciplinada. Sé una persona de hábitos potentes y usa la

disciplina de manera selectiva para adquirirlos.

2. Los hábitos, de uno en uno. El éxito es secuencial, no simultáneo. Nadie tiene la

disciplina de adquirir más de un hábito nuevo a la vez. Las personas superexitosas

no son en absoluto superhombres, solo han seleccionado la disciplina necesaria para

adquirir unos cuantos hábitos importantes. De uno en uno y poco a poco.

3. Dale a cada hábito su tiempo. Cíñete a la disciplina el tiempo suficiente para que

se convierta en rutina. Para adquirir un hábito hace falta un promedio de 66 días.

Una vez está bien consolidado, puedes seguir desarrollándolo o, si te parece

adecuado, desarrollar otro nuevo.


18)

llegué a una reveladora conclusión:

la fuerza de voluntad no está siempre disponible. Por muy poderosa que fuese mi

motivación, mi fuerza de voluntad no estaba ahí esperando a que la invocase,

dispuesta en todo momento a fortalecer mi voluntad en relación con cualquier cosa

que desease. Aquello me dejó atónito. Siempre había dado por hecho que la tendría a

mi disposición en todo momento. Que no tenía más que invocarla cuando la necesitase

para obtener lo que quisiera. Me equivocaba.

Lo de que la fuerza de voluntad está siempre disponible es mentira


 La fuerza de voluntad es tan importante que utilizarla de manera eficaz debería ser

de la máxima prioridad. Por desgracia, puesto que no está siempre disponible, para

sacarle el máximo partido hemos de gestionarla bien.


19)

Cada día, sin darnos cuenta, nos embarcamos en toda suerte de actividades que nos

restan fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad se agota cuando tomamos decisiones

para centrar la atención, cuando contenemos nuestros sentimientos e impulsos o

cuando alteramos nuestro comportamiento para ir en pos de objetivos. Es como si

usásemos un punzón para agujerear nuestro depósito de gasolina. Antes de darnos

cuenta la fuerza de voluntad irá goteando por todas partes y no nos quedará ninguna

para dedicarla a la tarea más importante. De modo que, como con cualquier otro

recurso limitado pero vital, tenemos que gestionar bien nuestra fuerza de voluntad.

En lo que respecta a la fuerza de voluntad, el tiempo lo es todo. Necesitarás tener tu

fuerza de voluntad a toda potencia para asegurarte de que cuando hagas lo que

tengas que hacer nada te distraiga ni te desvíe de tu objetivo. Luego necesitarás tener

fuerza de voluntad suficiente para el resto del día, tanto para mantener lo que has

conseguido como para evitar sabotearlo. No necesitas más fuerza de voluntad que esa

para tener éxito. Así que, si quieres sacarle el máximo partido a cada día, haz tu tarea

más importante —LO ÚNICO— bien temprano, antes de que se te agote la fuerza de

voluntad. Puesto que tu autocontrol se irá debilitando a lo largo del día, empléalo

cuando esté a su máxima capacidad en aquello que más importancia tenga.


20)

Perder o no el equilibrio no es la verdadera cuestión. La cuestión es: ¿desequilibrio

corto o largo? En tu vida personal, opta por desequilibrios cortos y evita perder el

equilibrio durante periodos prolongados. Optar por desequilibrios cortos te permite

mantener la conexión con todas aquellas cosas que más importan y avanzar en todas

ellas a la vez. En la vida profesional, opta por desequilibrios largos y hazte a la idea de

que la búsqueda de resultados extraordinarios puede exigirte que pases periodos

prolongados de falta de equilibrio. Optar por desequilibrios largos te permite centrarte

en lo que más importa, aun a expensas de otras prioridades menores. En la vida

personal no hay que dejar nada de lado. En el trabajo es necesario hacerlo.

James Patterson, en su novela El diario de Suzanne, subraya con maestría dónde

están las prioridades de nuestro acto de equilibrar vida personal y profesional:

«Imagina que la vida es un juego en el que haces malabarismos con cinco bolas. Las

bolas se llaman: trabajo, familia, salud, amigos e integridad. Las mantienes todas en

el aire. Pero un día te acabas dando cuenta de que el trabajo es una pelota de goma:

si la dejas caer, rebotará y volverá a subir. Las otras cuatro bolas —familia, salud,

amigos e integridad— son de cristal. Si dejas caer alguna de ellas, irremediablemente

se rayará, se agrietará o incluso se hará añicos».


21)

El asunto del equilibrio es en realidad una cuestión de prioridades. Cuando pasas de

hablar de equilibrar a hablar de priorizar ves más claras tus opciones y abres una

puerta a cambiar tu destino. Para obtener resultados extraordinarios es necesario que

te marques una prioridad y que actúes en consecuencia. Si actúas en función de tu

prioridad perderás automáticamente el equilibrio al dedicar más tiempo a una cosa en

detrimento de otras. Así pues, la dificultad no está en perder el equilibrio, ya que

deberás perderlo. La dificultad radica en saber cuánto tiempo debes mantenerte

dedicado a tu prioridad. Para ser capaz de atender a tus prioridades extralaborales, ten

claro cuál es la principal prioridad en el trabajo para poder hacerla cuanto antes.

Después ve a casa y define bien tus prioridades personales para poder volver al

trabajo.

Cuando debas trabajar, trabaja, y cuando debas jugar, juega. Caminas por una

extraña cuerda floja, pero las cosas solo se van al traste cuando mezclas las

prioridades.

1. Piensa en una balanza con dos platillos contrapuestos. Separa tu vida laboral

y tu vida personal en dos platillos distintos. No para compartimentarlas, sino solo

para contrapesarlas. Cada una tiene sus objetivos y sus estrategias de contrapeso.

2. Contrapesa el platillo del trabajo. Plantéate el trabajo como el dominio de una

habilidad o de unos conocimientos. De ese modo deberás dedicar un tiempo

desproporcionado a una ÚNICA COSA —tu ÚNICA COSA—, con el consiguiente

desequilibrio constante de tus días, semanas, meses y años laborales. Tu vida

profesional se divide en dos áreas: lo que más importa y todo lo demás. Tendrás

que llevar lo importante hasta los extremos y no preocuparte por lo que ocurra con

el resto. El éxito profesional así lo exige.

3. Contrapesa el platillo de la vida personal. Reconoce que tu vida consta de

diversas áreas y que todas ellas requieren un mínimo de atención para que sientas

que «tienes una vida». Si dejas de lado cualquiera de ellas notarás las

consecuencias. Eso exige mantenerte consciente en todo momento. No puedes ir

demasiado lejos ni alejarte demasiado tiempo de ninguna de esas áreas sin

reequilibrarlas para que sigan siendo áreas activas de tu vida. Tu vida personal así lo

exige.


22)

Los grandes objetivos

pueden parecer inasequibles a primera vista. Y, aun así, ¿cuántas veces te has puesto

a hacer algo que en su momento parecía un imposible y luego has descubierto que era

mucho más fácil de lo que pensabas? A veces las cosas son más sencillas de lo que

creemos y, a decir verdad, otras son mucho más difíciles. Es entonces cuando debes

darte cuenta de que en el proceso de conseguir algo grande también tú te haces

grande. Lo grande exige crecer, y para cuando has llegado también tú has crecido. Lo

que parecía una montaña insuperable desde cierta distancia se convierte en un

pequeño montículo cuando llegas; por lo menos en comparación con la persona en la

que te has convertido. Tu manera de pensar, tus habilidades, tus relaciones y tu

sentido de lo que se puede hacer y de lo que cuesta hacerlo también crecen en ese

camino hacia lo grande.

Cuando experimentas lo grande, también tú te vuelves grande.


23)

Lo primero de todo, me libré de la tensión. Empecé a escuchar de verdad a mi

cuerpo, aminoré el ritmo y me relajé. Después empecé a llevar camisetas y vaqueros

para ir a trabajar y desafié a quienquiera que hiciese algún comentario al respecto.

Abandoné aquel lenguaje y aquella actitud y volví a ser yo mismo. Volví a desayunar

con mi familia. Me puse en forma tanto física como espiritualmente y me mantuve en

forma. Y, por último, empecé a hacer menos cosas. Sí, menos. Menos de manera

intencionada, a propósito. Aflojé como nunca había aflojado, despreocupándome como

nunca había hecho y respirando. Cuestioné los axiomas del éxito y ¿qué pasó? Que

tuve más éxito del que jamás había soñado alcanzar y me sentí mejor de lo que me

había sentido en mi vida.

Esto es lo que descubrí: que pensamos, planeamos y analizamos en exceso nuestras

carreras profesionales, nuestros negocios y nuestras vidas; que tanta hora extra no es

ni una virtud ni bueno para la salud y que normalmente triunfamos a pesar de lo que

hacemos, no gracias a ello. Me di cuenta de que no sabemos gestionar bien el tiempo

y de que la clave para triunfar no está en todas las cosas que hacemos, sino en el

puñado de cosas que hacemos bien.

Aprendí que el éxito se reduce a esto: saber estar en sintonía con el momento que

estás viviendo. Si eres capaz de decir con franqueza: «Aquí es donde debo estar ahora,

haciendo exactamente lo que estoy haciendo», entonces se hacen posibles todas las

increíbles posibilidades de tu vida.


24)

Los resultados extraordinarios rara vez se dan por casualidad. Son fruto de las

decisiones que tomamos y de las acciones que emprendemos. La pregunta esencial

siempre dirige tus pasos hacia lo mejor de ambas cosas al obligarte a hacer aquello

que resulta esencial para tener éxito: tomar una decisión. Pero no te lleva a tomar una

decisión cualquiera, sino la mejor decisión. Te hace ignorar lo que es factible y ahondar

hasta lo que es necesario, lo que importa.

Te lleva a la primera ficha del dominó.


Para mantenerse en el buen camino y vivir cada día, cada mes, cada año o toda una

vida profesional lo mejor posible, hay que seguir haciéndose continuamente la

pregunta esencial. Si te la haces una y otra vez, te obligará a organizar las tareas en

su correspondiente orden de importancia. Y así cada vez que te la plantees verás cuál

es tu siguiente prioridad. La fuerza de este método está en que te impone cumplir una

tarea encima de otra. Si haces primero la tarea correcta, también te armas con la

mentalidad apropiada, las habilidades adecuadas y las relaciones idóneas. Tus

acciones, impulsadas por la pregunta esencial, se convierten en una progresión natural

mediante la que elaboras algo correcto a partir de algo precedente también correcto.

Cuando ocurre esto te hallas en disposición de experimentar la fuerza del efecto

dominó.


La pregunta esencial reduce todas las posibles preguntas a una sola: «¿Qué es LO ÚNICO

que puedo hacer / gracias a lo cual / todo lo demás me resulte más fácil o

innecesario?».


«Qué es LO ÚNICO...» te dice que

la respuesta consistirá en una idea única en lugar de muchas. Te dirige a algo

específico. Te dice de buenas a primeras que, aunque puedas tener en cuenta

varias opciones, tendrás que tomarte en serio esta porque no optarás por dos,

tres, cuatro o más cosas. No puedes repartir tus apuestas para jugar sobre seguro.

Solo puedes escoger una cosa, LO ÚNICO.


El segundo segmento, «... que puedo hacer...», es una orden que te conmina a

llevar a cabo una acción que es posible. Muchas veces la gente quiere cambiarlo

por «debería hacer» o «podría hacer», pero esas opciones no interesan. Son

muchas las cosas que podríamos o deberíamos hacer pero que nunca hacemos.

Con una acción que «puedes hacer» la intención no cuenta.


TERCERA PARTE: ... TODO LO DEMÁS ME RESULTE MÁS FÁCIL O

INNECESARIO

Arquímedes dijo: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo». Y eso es

exactamente lo que esta última parte de la pregunta te dice que encuentres. Ese

«... todo lo demás me resulte más fácil o innecesario» es la prueba por excelencia

de cómo aprovechar un punto de apoyo. Te dice cuándo has dado con la primera

ficha del dominó. Te dice que, cuando hagas LO ÚNICO que tienes que hacer,

cualquier otra acción que pudieras emprender para alcanzar tu objetivo te será

ahora más fácil o incluso ya no será necesario emprenderla. A mucha gente le

cuesta hacerse una idea de la cantidad de cosas que no haría falta hacer si

simplemente empezasen por hacer la cosa correcta. De hecho, esta parte

calificadora de la pregunta pretende hacer a un lado el desorden de tu vida al

pedirte que te pongas unas anteojeras. De ese modo se elevan las posibilidades

de que cambies tu vida al hacer esa cosa esencial y evitar cualquier distracción.


grandes ideas

1. Las grandes preguntas son el camino a las grandes respuestas. La pregunta

esencial es una gran pregunta diseñada para hallar una gran respuesta. Te ayudará

a encontrar la primera ficha del dominó tanto en tu trabajo o tu empresa como en

cualquier otro ámbito en el que quieras obtener resultados extraordinarios.

2. La pregunta esencial es una pregunta doble. Aborda dos áreas: la visión

general y los asuntos puntuales. La primera tiene que ver con encontrar la dirección

correcta en la vida y la segunda, con encontrar acciones concretas.

3. La pregunta esencial general: «¿Qué es LO ÚNICO que tengo que hacer?».

Úsala para dar con una visión que te sirva en la vida y una dirección que te sirva en

tu empresa o tu trabajo. Es tu brújula estratégica. También funciona cuando te

plantees qué es lo que quieres dominar, qué quieres dar a los demás y a tu

comunidad y cómo quieres ser recordado. Te hace conservar la perspectiva en las

relaciones con amigos, familiares y compañeros y mantener tus acciones cotidianas

por el buen camino.

4. La pregunta esencial puntual: «¿Qué es LO ÚNICO que tengo que hacer

ahora mismo?». Úsala nada más levantarte y a lo largo de toda la jornada. Te

mantiene centrado en tu tarea más importante y, cuando la necesites, te ayudará a

encontrar la «acción de punto de apoyo» o la primera ficha del dominó en cualquier

actividad que emprendas. La pregunta esencial puntual te prepara para empezar la

semana laboral de la manera más productiva. También resulta eficaz para tu vida

personal, pues te mantiene atento a tus necesidades inmediatas más importantes,

así como a las de las personas más importantes de tu vida.


Plantearte la pregunta esencial genera resultados extraordinarios. Es la manera de

trazar tu rumbo en la vida y en el trabajo y el mejor modo de progresar en tu tarea

más importante.

Ya busques respuestas grandes o pequeñas, plantearte la pregunta esencial es el

mejor hábito que puedes adquirir en la vida.


25)


Una gran respuesta es en esencia una respuesta nueva. Es un salto más allá de

todas las respuestas actuales en busca de la siguiente respuesta, que encontraremos

en dos pasos. El primero es el mismo que damos en el caso de las respuestas

asequibles. Averiguamos e investigamos y estudiamos a los mayores triunfadores.

Cada vez que no sepas cuál es la respuesta, tu respuesta será ir en busca de la

respuesta. Es decir, que en un principio LO ÚNICO que tendrás que hacer será buscar

pistas y modelos que te guíen en la buena dirección. Lo primero que hay que hacer es

preguntarse: «¿Hay alguien que ya haya estudiado o logrado esto o algo parecido a

esto?». La respuesta será casi siempre que sí, así que tu investigación arranca

averiguando qué han aprendido otros.


Un profesor de la universidad me dijo una vez: «Gary, tú

eres listo, pero antes que tú ha vivido más gente. No eres la primera persona que

piensa a lo grande, así que te convendría estudiar primero lo que han aprendido otros

y después elaborar tus acciones sobre los cimientos de sus enseñanzas». Tenía mucha

razón. Y te estaba hablando también a ti.

-------

Eso es buscar referencias, y ese es el segundo paso: buscar qué hacer a

continuación en la misma dirección en la que los mejores ya se han encaminado o, si

es necesario, en una dirección completamente nueva.


26)

En nuestra vida contamos con un ritmo natural que se convierte en una sencilla

fórmula para ponernos manos a la obra con nuestra idea única y lograr resultados

extraordinarios: propósito, prioridad y productividad. Juntos, estos tres elementos

están conectados para siempre y confirman mutuamente su existencia de manera

constante en nuestras vidas. Vinculándolos llegarás a los dos ámbitos donde aplicar LO

ÚNICO: uno grande y otro pequeño.


Tu gran idea única es tu propósito, y tu pequeña idea única es la prioridad de la

acción que emprendes para conseguirlo. La gente más productiva parte del propósito y

lo utiliza como si de una brújula se tratase. Dejan que el propósito sea la fuerza que

los guíe para determinar la prioridad que


27)

Si carecemos de una «visión de conjunto»,

podemos caer con facilidad en una búsqueda obsesiva del éxito. ¿Por qué? Porque, una

vez que conseguimos lo que queremos, nuestra felicidad se desvanece tarde o

temprano ya que no tardamos en acostumbrarnos a lo que hemos obtenido. Esto le

ocurre a todo el mundo y acaba por aburrirnos y hacernos buscar algo nuevo que hacer

o conseguir. Peor aún, podemos incluso no aminorar ni pararnos a disfrutar de lo que

hemos conseguido, porque en cuanto lo tenemos nos ponemos automáticamente en

busca de otra cosa. Si no tenemos cuidado, acabamos saltando de conseguir y adquirir

algo a conseguir y adquirir otra cosa sin dedicar nunca tiempo a disfrutar plenamente

de nada. Esa es una buena manera de seguir siendo un mendigo, y el día en que nos

demos cuenta de ello es el día en que nuestra vida cambiará para siempre.


28)

El doctor Martin Seligman, antiguo presidente de la American Psychological

Association, opina que son cinco los factores que contribuyen a nuestra felicidad: la

emoción positiva y el placer, el éxito, las relaciones, la implicación y el significado. De

ellos, cree que la implicación y el significado son los más importantes. Implicarse más

en aquello que hacemos mediante la búsqueda de maneras de dar más significado a

nuestra vida es el camino más seguro para lograr una felicidad duradera. Cuando

nuestras acciones diarias sirven a un gran propósito puede surgir la felicidad más

poderosa y duradera


29)

A falta de una respuesta, escoge una dirección. «Propósito» puede sonar muy

fuerte, pero no tiene por qué serlo. Considéralo simplemente como LO ÚNICO que

quieras que importe en tu vida más que cualquier otra. Prueba a poner por escrito

algo que te gustaría lograr y después explica cómo pretendes hacerlo.


30)

Marcarte metas para el ahora te llevará hasta ese punto.

Cuando piensas a través del filtro de «marcarte metas para el ahora», te pones una

meta para el futuro y después te dedicas a profundizar de manera metódica hasta

descubrir qué es lo que deberías hacer ahora mismo.


grandes ideas

1. Solo puede quedar una. Tu principal prioridad es esa única idea que tienes que

realizar ahora mismo y que te ayudará a conseguir aquello que más importa. Es

posible que tengas muchas «prioridades», pero si escarbas hasta lo más profundo

descubrirás que siempre hay una que importa más que las demás, tu máxima

prioridad: LO ÚNICO.

2. Márcate metas para el ahora. Saber cuál es tu meta futura es el punto de

partida. Identificar los pasos que tienes que seguir por el camino mantendrá tu

mente despejada mientras descubres esa prioridad adecuada que debes cumplir

ahora mismo.

3. Ponlo en negro sobre blanco. Pon por escrito tus metas y tenlas siempre a

mano.


Mediante la técnica de marcarte metas para el ahora, extrae de tu propósito una

sola prioridad, y esa prioridad —esa única idea que tienes que realizar y gracias a la

cual todo lo demás te resultará más fácil o innecesario— te mostrará el camino a unos

resultados extraordinarios


31)

Las personas productivas hacen más cosas, obtienen mejores resultados y logran

ganar más dinero que los demás con las mismas horas de trabajo. Lo hacen porque

dedican el máximo tiempo a ser productivos en su principal prioridad, en LO ÚNICO.

Reservan tiempo para LO ÚNICO y después protegen a capa y espada esos tiempos que

se han programado. Han logrado con éxito establecer la relación entre aprovechar de

manera coherente esos bloques de tiempo programados y obtener los resultados

extraordinarios que buscan.


32)

Seas quien seas, programarte grandes bloques de tiempo funciona.


grandes ideas

1. Relaciona propósito, prioridad y resultados. Solo podrás obtener resultados

extraordinarios cuando el sitio a donde quieres llegar concuerda completamente con

lo que haces hoy. Sácale partido a tu propósito y deja que sea este el que dicte tus

prioridades. Una vez que tengas claras tus prioridades, el único rumbo lógico es que

te pongas a trabajar.

2. Programa tiempo para LO ÚNICO. La mejor manera para conseguir LO ÚNICO es

programarte citas periódicas contigo mismo. Planifica el tiempo bien temprano por

la mañana y resérvate bloques grandes: ¡no menos de cuatro horas! Míralo de este

modo: si el tiempo que te programas tuviese que ir a juicio, ¿contendría tu

calendario suficientes pruebas para condenarte?

3. Protege a toda costa el tiempo que te has reservado. Programarte el tiempo

solo te funcionará si tu mantra es «Nada ni nadie tiene permiso para distraerme de

LO ÚNICO». Por desgracia, tu determinación no impedirá que el resto del mundo

intente distraerte, así que sé creativo cuando puedas y mantente firme cuando

debas. El tiempo que te has programado es la reunión más importante del día, así

que haz lo que haga falta para protegerlo.


33)


pag 122

SIGUE EL CAMINO A LA MAESTRÍA

«Maestría» no es una palabra que se oiga mucho últimamente, pero sigue siendo tan

vital como lo ha sido siempre para obtener resultados extraordinarios. Por muy

intimidatoria que te parezca, cuando veas la maestría como un camino a seguir y no

como un destino al que llegar empezará a parecerte más accesible y asequible. La

mayoría asume que ser maestro en algo es un resultado, pero en esencia es una

manera de pensar, una manera de actuar y un viaje que uno experimenta. Cuando lo

que has escogido dominar es lo adecuado, entonces pretender llegar a ser maestro en

ello hará que todo lo demás te resulte más fácil o innecesario. Por eso escogemos ser

maestros en alguna materia.

La maestría desempeña un papel crucial en tu hilera de fichas de dominó.


En mi opinión, la manera positiva de ver la maestría es dar lo mejor de ti para

convertirte en el mejor en tu tarea más importante. La senda es la del aprendiz que

aprende y vuelve a aprender los fundamentos de algo a lo largo de un viaje sin fin de

experiencia y pericia crecientes. Míralo de este modo: en determinado momento, los

karatekas de cinturón blanco que se entrenan para progresar conocen los mismos

movimientos básicos de kárate que los de cinturón negro, la diferencia es que los

primeros no han practicado lo suficiente para ejecutarlos tan bien como los segundos.


33)

dispuesto a hacer lo que haga falta.

No puedes ponerle límites a lo que vas a hacer. Tienes que estar abierto a nuevas

ideas y a nuevas maneras de hacer las cosas si quieres avanzar en tu vida. A lo largo

del camino de la maestría irás encontrando nuevos desafíos para hacer cosas nuevas.

La persona que tiene un propósito sigue la sencilla norma de que «un resultado

distinto exige hacer algo distinto». Haz de esto tu mantra y se producirán esos

avances.

Mucha gente llega a un nivel en el que su rendimiento es «suficientemente bueno» y

entonces dejan de esforzarse en mejorar. Quienes siguen la senda de la maestría lo

evitan subiendo continuamente el listón, desafiándose a atravesar su actual techo y

siendo siempre aprendices.

Es lo que el escritor y campeón de la memoria Joshua Foer denominó «fase de

meseta». Lo ilustró con la mecanografía. Si el tiempo dedicado a practicar fuese lo

único importante, en el transcurso de nuestra vida profesional, con los millones de

informes y correos electrónicos que escribimos, todos progresaríamos de teclear con

dos dedos a escribir cien palabras por minuto. Pero eso no ocurre. Alcanzamos un nivel

de habilidad que nos parece aceptable y después simplemente desconectamos el

interruptor del aprendizaje. Vamos con el piloto automático puesto y llegamos a uno

de los techos de éxito más habituales: la fase de meseta.

-------

Busca otros modelos y sistemas mejores, otros métodos que te ayuden a ir más allá. Y

luego adopta una nueva manera de pensar, adquiere nuevas habilidades y nuevas

relaciones que te ayuden a ponerlas en funcionamiento. Ten un propósito para el

tiempo que te has reservado y da rienda suelta a tu potencial.


34)

Una de las maneras más rápidas de incluir la responsabilidad en tu vida es encontrar

un tutor o compañero de responsabilidad. La responsabilidad puedes reforzarla con la

ayuda de un mentor, un colega o, en su forma más elevada, un coach o asesor. En

cualquier caso, es vital que adquieras una relación de responsabilidad y que le des

permiso a tu tutor para que sea claro y sincero contigo. Un tutor de responsabilidad no

es un animador, aunque sí que puede animarte. Un tutor de responsabilidad te brinda

un punto de vista franco y objetivo sobre lo que haces, alienta constantemente tus

expectativas de un progreso productivo y puede servir de fuente de ideas vitales e

incluso, cuando se necesita, de experiencia. Para mí, un coach o un mentor son la

mejor opción como tutor de responsabilidad. Aunque un colega o un amigo pueden

perfectamente ayudarte a ver cosas que tú no eres capaz de ver, la mejor visión sobre

la responsabilidad te la proporcionará alguien para quien hayas acordado ser

completamente responsable. Cuando la relación es de esa naturaleza se obtienen los

mejores resultados.


----

De hecho, te costaría mucho encontrar a grandes triunfadores que no

tengan asesores que les ayuden en los ámbitos clave de su vida.

Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para buscar un asesor. Si te

comprometes a obtener resultados extraordinarios verás que la figura del asesor te

reportará grandes posibilidades de conseguirlos


grandes ideas

1. Comprométete a ser el mejor. Los resultados extraordinarios solo se consiguen

cuando das lo mejor de ti para convertirte en el mejor en tu tarea más importante.

Ese es, en esencia, el camino a la maestría. Y, puesto que la maestría requiere su

tiempo, hace falta un compromiso para conseguirla.

2. Afronta tu ÚNICA COSA con un propósito. Avanza de E a P. Ve en busca de los

modelos y sistemas que te hagan avanzar lo más allá que puedas. No te conformes

con lo que puedas hacer de forma natural: ábrete a nuevas maneras de pensar,

nuevas habilidades y nuevas relaciones. Si el camino a la maestría es un

compromiso para ser el mejor, tener un propósito es un compromiso para adoptar el

mejor método posible.

3. Haz tuyos tus resultados. Si lo que quieres es obtener resultados extraordinarios,

ser una víctima no te va a servir de nada. Los cambios se producen únicamente

cuando te haces responsable. Así que apártate del asiento del pasajero y opta

siempre por sentarte en el sitio del conductor.

4. Búscate un asesor. Te costaría mucho encontrar a alguien que consiga resultados

extraordinarios sin que nadie le asesore.


35)

La cuestión es esta: cuando dices que sí a algo, es indispensable que entiendas a

qué estás diciendo que no. El guionista Sidney Howard, famoso por Lo que el viento se

llevó, advertía: «La mitad de saber qué es lo que quieres consiste en saber a qué

tienes que renunciar antes de conseguirlo». Al fin y al cabo, la mejor manera de tener

un gran éxito es simplificar al máximo. Y cuando simplificas dices que no... a muchas

cosas. A muchas más de las que nunca te hubieses planteado.

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hombre de decir que no.

El arte de decir que sí es, de manera inherente, el mismo arte que el de decir que

no. Decir que sí a todo es lo mismo que decir que sí a nada.

Cada obligación añadida merma tu eficacia en cualquier cosa que emprendas. Así

que, cuantas más cosas hagas, menos éxito tendrás en cualquiera de ellas. No puedes

contentar a todo el mundo, así que no lo intentes. De hecho, si lo intentas, la persona

a la que nunca contentarás es a ti mismo


otros resumenes

https://marshallcf.com/wp-content/uploads/2017/02/The-ONE-Thing.pdf

https://mentalpivot.com/book-notes-the-one-thing-gary-keller-jay-papasan/

https://www.lifeandlim.com/blog/the-one-thing

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