Gary Keller - lo unico
Ojalá me hubiera permitido ser más feliz
el hormigon de la disciplinas son los habitos
es mas importante los buenos habitos q la disciplina
comenzar buenos habitos de 1 en 1 secuencial
la disciplina hay que tener para:
hay q tener disciplina para elegir los habitos adecuados y rechazar habitos los no adecuados
«Centrarse es cuestión de decidir qué cosas no vas a hacer».
John Carmack
Es reconocer que no todas las cosas importan por igual y encontrar las cosas que
importa más.
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domino
Las personas altamente exitosas saben que deben alinear sus prioridades. Ellos encuentran el dominó de plomo y golpéalo hasta que se caiga
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“No es lo que no sabes lo que te mete en problemas. Es lo que sabes con certeza que simplemente no es así”.
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pareto
No todo importa por igual.
o El Principio 80/20 afirma que una minoría de causas, aportes o esfuerzos generalmente conducen a la mayoría de los resultados, productos o recompensas.
o El esfuerzo seleccionado crea casi todas las recompensas.
o La mayoría de lo que quieres vendrá de la minoría de lo que tú haces.
o Los resultados extraordinarios son creados desproporcionadamente por menos acciones
de lo que la mayoría se da cuenta.
El bloqueo de tiempo es una forma muy orientada a resultados de ver y usar el tiempo.
Es una forma de asegurarse
de que se haga lo que hay que hacer.
o Vaya a su calendario y bloquee todo el tiempo que necesite para cumplir tu ÚNICA Cosa.
o Todo lo demás (otros proyectos, correos electrónicos, llamadas,
reuniones, etc.) debe
Espere.
o Si los resultados desproporcionados provienen de una actividad, entonces debe dar que una actividad de tiempo desproporcionado.
o Todos y cada uno de los días, haga esta pregunta de enfoque para su tiempo bloqueado: "¿Qué es lo ÚNICO que puedo hacer hoy por mi ÚNICO Cosa de modo que al hacerlo todo lo demás sea más fácil o innecesario?"
o Una vez que hayas hecho tu ÚNICA Cosa del día, usa el Focusing
Pregunta para identificar tu próxima prioridad
y darle a esa tarea el tiempo que se merece.
Ningún logro exige que seas una persona disciplinada a tiempo
completo, que hayas preparado con antelación todas tus acciones y que el control sea
tu solución a cualquier situación. En realidad, el éxito es una carrera corta: un esprint
impulsado por la disciplina que dura hasta que aparece la costumbre y toma el relevo
Cuando sabemos que tenemos que hacer algo pero no lo estamos haciendo, solemos
decir: «Solo necesito más disciplina». Lo que necesitamos en realidad es el hábito de
hacerlo. Y necesitamos la disciplina justa para forjarnos ese hábito
Así que, cuando ves a alguien que tiene pinta de ser disciplinado, lo que estás viendo en realidad es una
persona que se ha entrenado en un puñado de hábitos en su vida. Eso hace que
parezca disciplinado cuando en realidad no lo es. Nadie lo es
Cuando nos parece que hemos sacado el máximo provecho a nuestro potencial en una
situación, pensamos que empezar de nuevo es la forma de seguir adelante. El
problema es que eso se convierte en un círculo vicioso y emprendemos la siguiente
cosa nueva con entusiasmo, energía, habilidad natural y esfuerzo renovados hasta que
volvemos a chocar contra otro techo y vuelven a aparecer la decepción y la
resignación.
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Recuerda siempre que, cuando dices que sí a algo, estás
diciendo que no a todo lo demás. En eso consiste mantener un compromiso.
Empieza a rechazar otras peticiones diciendo «Ahora mismo, no» a las distracciones
para que nada te impida alcanzar tu máxima prioridad. Aprender a decir que no
puede liberarte y lo hará. Esa es la manera de encontrar tiempo para LO ÚNICO
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Puede que te preguntes: «¿Por qué centrarme en una pregunta si lo que de verdad
anhelo es una respuesta?». Es fácil. Las respuestas vienen de las preguntas, y la
calidad de cualquier respuesta viene directamente determinada por la calidad de la
pregunta. Si planteas la pregunta equivocada, obtendrás la respuesta equivocada. Si
planteas la pregunta correcta, obtendrás la respuesta correcta. Si planteas la pregunta
más potente posible, la respuesta puede ser de las que te cambien la vida.
Voltaire escribió: «Juzga a un hombre por sus preguntas y no por sus respuestas». A
lo que sir Francis Bacon añadió: «Una pregunta prudente es la mitad de la sabiduría»
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Por qué funciona este sistema? Porque todo éxito extraordinario es secuencial, no
simultáneo. Lo que empieza siendo lineal acaba convirtiéndose en geométrico. Haces
bien una cosa y después haces bien otra. Con el tiempo se van sumando y se
desencadena el potencial geométrico del éxito.
Percibimos de manera intuitiva que el camino al más pasa por el menos, pero nos
preguntamos: ¿por dónde empezar?, ¿cómo escoger de entre todo lo que la vida nos
ofrece?, ¿cómo tomar las mejores decisiones posibles, experimentar la vida a un nivel
extraordinario y no mirar nunca atrás?
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La felicidad surge de camino a la satisfacción.
El doctor Martin Seligman, antiguo presidente de la American Psychological
Association, opina que son cinco los factores que contribuyen a nuestra felicidad: la
emoción positiva y el placer, el éxito, las relaciones, la implicación y el significado. De
ellos, cree que la implicación y el significado son los más importantes. Implicarse más
en aquello que hacemos mediante la búsqueda de maneras de dar más significado a
nuestra vida es el camino más seguro para lograr una felicidad duradera. Cuando
nuestras acciones diarias sirven a un gran propósito puede surgir la felicidad más
poderosa y duradera
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El secreto para salir adelante es empezar. El secreto de empezar es dividir las tareas complejas que te agobian en
tareas pequeñas y manejables y entonces empezar por la primera.
Me di cuenta de que no sabemos gestionar bien el tiempo
y de que la clave para triunfar no está en todas las cosas que hacemos, sino en el
puñado de cosas que hacemos bien.
¿Qué es LO ÚNICO que puedo hacer gracias a lo
cual todo lo demás me resulte más fácil o innecesario? Y cuando sé la respuesta, sigo
preguntándomelo hasta que soy capaz de ver todas las conexiones y hasta que todas
mis fichas de dominó están bien alineadas.
Por supuesto, puedes volverte loco si te dedicas a analizar hasta el menor aspecto
de todo lo que puedes llegar a hacer. Yo no lo hago, y tú tampoco deberías hacerlo.
Empieza por lo grande y espera a ver adónde te lleva eso. Con el tiempo desarrollarás
un sentido propio para decidir cuándo hacerte la pregunta esencial general o la
puntual.
PRIMERA PARTE: QUÉ ES LO ÚNICO QUE PUEDO HACER...
Esta parte hace hincapié en la acción focalizada. «Qué es LO ÚNICO...» te dice que
la respuesta consistirá en una idea única en lugar de muchas. Te dirige a algo
específico. Te dice de buenas a primeras que, aunque puedas tener en cuenta
varias opciones, tendrás que tomarte en serio esta porque no optarás por dos,
tres, cuatro o más cosas. No puedes repartir tus apuestas para jugar sobre seguro.
Solo puedes escoger una cosa, LO ÚNICO.
El segundo segmento, «... que puedo hacer...», es una orden que te conmina a
llevar a cabo una acción que es posible. Muchas veces la gente quiere cambiarlo
por «debería hacer» o «podría hacer», pero esas opciones no interesan. Son
muchas las cosas que podríamos o deberíamos hacer pero que nunca hacemos.
Con una acción que «puedes hacer» la intención no cuenta.
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https://marshallcf.com/wp-content/uploads/2017/02/The-ONE-Thing.pdf
extracto:
notas interesantes:
1)
Una vez encontrados los catorce nuevos empleados, empecé a trabajar con nuestros
directivos, uno a uno, para impulsar su carrera profesional en la empresa. Se convirtió
en una costumbre que el final de nuestras reuniones de formación y motivación fuese
una recapitulación de las cosas que se comprometían a hacer para nuestra siguiente
sesión. Por desgracia, muchos de ellos cumplían bastantes de aquellas promesas, pero
no necesariamente las que más importaban. Eso produjo una merma en los resultados,
a la que siguió la frustración. De modo que, en un intento de ayudarles a tener éxito,
empecé a reducir la lista: «Si podéis hacer solo tres cosas esta semana... Si podéis
hacer solo dos cosas esta semana...». A final, desesperado ya, la reduje a lo mínimo posible y les pregunté:
«¿Qué es lo único que podéis hacer esta semana y gracias a lo
cual todo lo demás os va a resultar más fácil o innecesario?». Y entonces ocurrió algo
de lo más sorprendente: los resultados se dispararon.
Después de aquellas experiencias, me dediqué a recordar mis pasados éxitos y
fracasos y descubrí un patrón interesante: en los momentos en los que tuve un éxito
enorme había centrado mi atención en LO ÚNICO. Y cuando mi éxito había sido variable,
lo mismo había ocurrido con mi atención.
2)
Simplificar.
Cuando pretendes tener las máximas posibilidades de triunfar en algo, tu estrategia
debería ser siempre la misma: simplificar.
«Simplificar» es ignorar todo aquello que podrías hacer y dedicarte a hacer aquello
que debes hacer. Consiste en reconocer que no todas las cosas importan igual y en
encontrar aquello que más importa. Es una manera de vincular más estrechamente lo
que uno hace con lo que uno desea. Se basa en darse cuenta de que obtener
resultados extraordinarios viene determinado directamente por cuánto seamos
capaces de reducir el objeto de nuestra atención.
La mejor manera de sacarle el máximo provecho a nuestro trabajo y a nuestra vida
es estrechar el foco de atención al máximo. La mayoría de la gente piensa que es justo
al contrario. Creen que para lograr un gran éxito hace falta mucho tiempo y dedicación
y que tiene que ser complicado. Y, en consecuencia, sobrecargan su agenda y sus listas
de temas pendientes les superan. El éxito empieza a parecerles algo inalcanzable, así
que se conforman con menos. Al no ser conscientes de que el éxito de verdad llega
cuando hacemos bien unas pocas cosas, se pierden tratando de hacer demasiadas y al
final consiguen muy poco.
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Simplificar es una estrategia sencilla que da frutos extraordinarios y que funciona.
Funciona siempre, en cualquier parte y para cualquier asunto. ¿Por qué? Porque tiene
únicamente un objetivo: acabar conduciéndote al punto clave.
Si simplificas al máximo acabarás por centrar tu atención en LO ÚNICO. Y ese es el
punto clave.
3)
Así que cuando pienses en el éxito, apunta a la luna. Puedes alcanzar la luna si
priorizas bien y pones toda tu energía en conseguir LO ÚNICO. Obtener resultados
extraordinarios es como crear un efecto dominó en tu vida.
Tumbar fichas de dominó es bastante sencillo. Las alineas y le das un toquecito a la
primera. En el mundo real, sin embargo, la cosa se complica un poco más. La dificultad
reside en que la vida no nos pone todos los elementos alineados y nos dice: «Aquí es
donde tienes que empezar». La gente que tiene mucho éxito sabe a lo que se
enfrenta, de modo que cada día alinean sus prioridades, identifican la primera ficha de
dominó y la golpean hasta que cae.
¿Por qué funciona este sistema? Porque todo éxito extraordinario es secuencial, no
simultáneo. Lo que empieza siendo lineal acaba convirtiéndose en geométrico. Haces
bien una cosa y después haces bien otra. Con el tiempo se van sumando y se
desencadena el potencial geométrico del éxito. El efecto dominó sirve para todo en
general, para tu trabajo o tu empresa, y sirve también para ese pequeño momento de
cada día en el que tratas de decidir qué es lo siguiente que vas a hacer. El éxito se
fundamenta en el éxito y, a medida que esto va ocurriendo una y otra vez, tú vas
avanzando hacia un éxito mayor.
4)
sobreinformación
Agobiados y apresurados, en estos
tiempos nos persigue una molesta sensación de que tratamos de abarcar demasiado y
logramos demasiado poco.
Percibimos de manera intuitiva que el camino al más pasa por el menos, pero nos
preguntamos: ¿por dónde empezar?, ¿cómo escoger de entre todo lo que la vida nos
ofrece?, ¿cómo tomar las mejores decisiones posibles, experimentar la vida a un nivel
extraordinario y no mirar nunca atrás?
5)
«Las cosas de mayor importancia no siempre son las más llamativas».
Bob Hawke
Cuando todo nos parece urgente e importante, todo nos parece igual. Estaremos
muy activos y atareados, pero eso no necesariamente nos acerca al éxito. La actividad
muchas veces no tiene nada que ver con la productividad, y estar atareado rara vez
tiene que ver con hacer una tarea con eficacia.
Como dijo Henry David Thoreau: «Con estar atareado no basta. Las hormigas lo
están. La cuestión es: ¿ocupados en qué?». Dejarse el alma para cumplir mil tareas
por cualquier motivo es un mal sustituto de hacer una sola tarea que tenga algún
significado. No todo importa por igual, y el éxito no es un juego que gana quien más
cosas hace. Pero así es como la mayoría juega a diario.
6)
Los triunfadores hacen antes lo que otros dejan para más tarde y
posponen, incluso a veces indefinidamente, cosas que los demás hacen antes. La
diferencia no está en la intención, sino en la prioridad de paso. Los triunfadores
siempre avanzan partiendo de un sentido claro de lo que es prioritario.
Una lista de cosas pendientes, si la consideramos en su estado más básico, como un
mero inventario, nos puede llevar fácilmente a la deriva. Una lista no es sino las cosas
que crees que tienes que hacer, y el primer elemento de la lista no es más que la
primera cosa en la que pensaste al redactarla. Las listas de cosas pendientes carecen
de manera inherente de todo propósito de éxito. De hecho, la mayoría de ellas no son
sino listas de supervivencia: sirven para ir tirando por los días y por la vida, pero no
hacen que cada día sea un peldaño para subir al siguiente y construir de ese modo una
vida de ascenso hacia el éxito. Las horas extras dedicadas a ir tachando cosas de una
lista para finalizar el día con una papelera llena y una mesa de trabajo pulcra y
ordenada no tienen nada de virtuoso ni nada que ver con el éxito. En lugar de una lista
de cosas pendientes, lo que necesitas es una lista de éxitos: una lista de resultados
extraordinarios creada de manera deliberada.
Las listas de cosas pendientes tienden a ser largas, las listas de éxitos son cortas.
Una te empuja en todas direcciones, la otra te dirige hacia una dirección concreta. Una
es un directorio desorganizado y la otra es una directriz nítida. Si una lista no se ha
elaborado pensando en el éxito, no te llevará hasta él. Si tu lista de cosas pendientes
lo contiene todo, lo más probable es que te lleve a todas partes menos a donde de
verdad quieres llegar.
¿Y cómo logra un triunfador convertir una lista de cosas pendientes en una lista de
éxitos? Siendo tantas las cosas que uno puede hacer, ¿cómo decides qué es lo que más
importa en cada momento de cada día?
7)
Pareto apunta en una dirección muy clara: la mayor parte de lo que uno desea será
producto de una parte mínima de lo que uno hace. Los resultados extraordinarios son
fruto, de una manera desproporcionada, de muchas menos acciones de lo que la
mayoría creemos.
8)
La gran aportación de Juran fue que no todo importa por igual, que hay cosas que importan
más que otras, mucho más. Una lista de cosas pendientes se convierte en una lista de
éxitos cuando se le aplica el principio de Pareto.
El principio del 80/20 ha sido una de las reglas más importantes que han conducido
al éxito de mi trayectoria profesional. Describe un fenómeno que, al igual que Juran,
he observado una y otra vez a lo largo de mi vida. Unas cuantas ideas me hicieron
obtener la mayoría de los resultados. Unos cuantos clientes fueron mucho más valiosos
que otros, un reducido grupo de personas generó la mayor parte de mis negocios y un
puñado de inversiones dieron como fruto la mayor parte del dinero que gané. Mirase a
donde mirase, allí estaba el concepto de distribución desigual. Cuanto más aparecía,
más atención le fui prestando... y cuanta más atención le prestaba, más iba
apareciendo. Al final dejé de pensar que era una coincidencia y empecé a aplicarlo
como el principio absoluto del éxito que es en realidad, no solo en mi vida, sino
también al trabajar con los demás. Y los resultados que obtuve fueron extraordinarios.
9)
No importa que sea algo grande o
pequeño. Empieza con una lista lo larga que quieras, pero hazlo con la mentalidad de
ir eliminando cosas hasta reducir la lista a unas pocas cosas cruciales y no te detengas
hasta que termines quedándote con una única idea esencial. La única idea imperativa.
LO ÚNICO.
10)
Descubrirás esta desigualdad entre esfuerzo y resultados en todas las facetas de tu
vida con solo buscarla. Y la aplicación de este principio te abrirá las puertas del éxito
en cualquier asunto importante donde lo busques. Siempre habrá unas cuantas cosas
que importen más que las demás. Y, entre ellas, habrá una que será la más
importante. Asimilar este concepto es como si te diesen una brújula mágica. Puedes
recurrir a él siempre que te encuentres perdido o falto de orientación para averiguar
qué es lo que más importa.
11)
Grandes ideas:
1. Simplifica. No te centres en estar ocupado, sino en ser productivo. Deja que
aquello que más importa dirija tus pasos.
2. Llega hasta el fondo. Una vez hayas averiguado qué es lo que importa, sigue
preguntándote qué es lo que más importa hasta que no quede más que LO ÚNICO.
Pon esa actividad crucial en el primer puesto de tu lista de éxitos.
3. Di que no. Ya optes por decir «más tarde» o «nunca», la cuestión es decir «ahora
no» a cualquier otra cosa hasta que hayas concluido tu tarea más importante.
4. No caigas en la trampa de ir tachando la lista en orden. Si creemos que las
cosas no importan todas por igual, deberemos actuar en consecuencia. No podemos
dejarnos engañar por la idea de que tenemos que hacerlo todo, de que ir tachando
elementos de nuestra lista nos llevará al éxito. No debemos caer en el juego de ir
tachando cosas y que ninguna sea la importante. La verdad es que las cosas no
importan por igual y que el éxito lo hallaremos haciendo aquello que más importa.
12)
La multitarea no funciona.
Para poder poner en práctica el principio de LO ÚNICO, no puedes tragarte la mentira
de que es bueno tratar de hacer dos cosas a la vez. Aunque a veces se puede practicar
la multitarea, nunca se puede hacerlo con eficacia.
14)
Al contrario de lo que cree la mayoría de la gente, el éxito no es una maratón de
acciones disciplinadas. Ningún logro exige que seas una persona disciplinada a tiempo
completo, que hayas preparado con antelación todas tus acciones y que el control sea
tu solución a cualquier situación. En realidad, el éxito es una carrera corta: un esprint
impulsado por la disciplina que dura hasta que aparece la costumbre y toma el relevo.
Cuando sabemos que tenemos que hacer algo pero no lo estamos haciendo, solemos
decir: «Solo necesito más disciplina». Lo que necesitamos en realidad es el hábito de
hacerlo. Y necesitamos la disciplina justa para forjarnos ese hábito.
En cualquier conversación sobre el éxito siempre acaban apareciendo las palabras
«disciplina» y «hábito». Aunque su significado difiere, se conectan estrechamente para
formar los cimientos del éxito: trabajar de forma habitual en algo hasta que ese algo
te funciona de forma habitual. Cuando te disciplinas, lo que haces es básicamente
entrenarte para actuar de una manera concreta. Si te ciñes a algo durante mucho
tiempo se acaba convirtiendo en una rutina; es decir, en un hábito. Así que, cuando ves
a alguien que tiene pinta de ser disciplinado, lo que estás viendo en realidad es una
persona que se ha entrenado en un puñado de hábitos en su vida. Eso hace que
parezca disciplinado cuando en realidad no lo es. Nadie lo es.
Porque, a ver, ¿quién querría serlo? El solo hecho de pensar en moldear toda nuestra
conducta y mantenerla a base de entrenamiento parece algo terrible e imposible por
una parte y soberanamente aburrido por otra. La mayoría acabamos llegando a esta
conclusión, pero, al no ver ninguna otra alternativa, redoblamos nuestros esfuerzos por
lograr lo imposible o nos retiramos discretamente. Aparece la frustración y acabamos
rendidos a la resignación.
No hace falta ser una persona disciplinada para tener éxito. De hecho, puedes tener
éxito con menos disciplina de la que crees, por una razón muy sencilla: el éxito
consiste en hacer lo correcto, no en hacerlo todo correctamente.
El truco del éxito es escoger el hábito adecuado y hacer acopio de la suficiente
disciplina para consolidarlo. Nada más. No necesitas más disciplina que esa. Y cuando
ese hábito pase a formar parte de tu vida empezarás a parecer una persona
disciplinada, aunque no lo seas.
15)
La recompensa que aporta crearse un hábito adecuado es bastante obvia: te
consigue el éxito que estás buscando. Lo que muchas veces se pasa por alto, no
obstante, es otro beneficio imprevisto: que también te simplifica la vida. Tu vida pasa
a ser más clara y menos complicada porque sabes lo que tienes que hacer bien y lo
que no tienes que hacer. La verdad simple y llana es que enfocar la disciplina a un
hábito adecuado te dispensa de ser igual de disciplinado en otras áreas. Cuando haces
lo correcto, eso puede liberarte de tener que controlar todo lo demás.
16)
Disciplina y hábito. Lo cierto es que la mayoría de la gente ni siquiera quiere hablar de
esas dos cosas. ¿Y quién puede culparles? Yo tampoco quiero. Las imágenes que esas
dos palabras traen a nuestra mente son de dureza y dificultad. El simple hecho de
leerlas ya agota. Pero tengo buenas noticias: la disciplina correcta cunde mucho y los
hábitos solo cuestan al principio. Con el tiempo, el hábito que uno busca se va
haciendo más y más fácil de mantener. Es verdad. Mantener los hábitos exige mucha
menos energía y esfuerzo que iniciarlos (ver figura 7). Ármate de la disciplina
necesaria para convertirla en un hábito y el camino te parecerá menos arduo. Fija un
hábito en tu vida y serás capaz de transitar por la rutina con menos desgaste para ti.
Lo duro se convierte en hábito y el hábito hace que lo duro sea fácil.
17)
grandes ideas
1. No seas una persona disciplinada. Sé una persona de hábitos potentes y usa la
disciplina de manera selectiva para adquirirlos.
2. Los hábitos, de uno en uno. El éxito es secuencial, no simultáneo. Nadie tiene la
disciplina de adquirir más de un hábito nuevo a la vez. Las personas superexitosas
no son en absoluto superhombres, solo han seleccionado la disciplina necesaria para
adquirir unos cuantos hábitos importantes. De uno en uno y poco a poco.
3. Dale a cada hábito su tiempo. Cíñete a la disciplina el tiempo suficiente para que
se convierta en rutina. Para adquirir un hábito hace falta un promedio de 66 días.
Una vez está bien consolidado, puedes seguir desarrollándolo o, si te parece
adecuado, desarrollar otro nuevo.
18)
llegué a una reveladora conclusión:
la fuerza de voluntad no está siempre disponible. Por muy poderosa que fuese mi
motivación, mi fuerza de voluntad no estaba ahí esperando a que la invocase,
dispuesta en todo momento a fortalecer mi voluntad en relación con cualquier cosa
que desease. Aquello me dejó atónito. Siempre había dado por hecho que la tendría a
mi disposición en todo momento. Que no tenía más que invocarla cuando la necesitase
para obtener lo que quisiera. Me equivocaba.
Lo de que la fuerza de voluntad está siempre disponible es mentira
La fuerza de voluntad es tan importante que utilizarla de manera eficaz debería ser
de la máxima prioridad. Por desgracia, puesto que no está siempre disponible, para
sacarle el máximo partido hemos de gestionarla bien.
19)
Cada día, sin darnos cuenta, nos embarcamos en toda suerte de actividades que nos
restan fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad se agota cuando tomamos decisiones
para centrar la atención, cuando contenemos nuestros sentimientos e impulsos o
cuando alteramos nuestro comportamiento para ir en pos de objetivos. Es como si
usásemos un punzón para agujerear nuestro depósito de gasolina. Antes de darnos
cuenta la fuerza de voluntad irá goteando por todas partes y no nos quedará ninguna
para dedicarla a la tarea más importante. De modo que, como con cualquier otro
recurso limitado pero vital, tenemos que gestionar bien nuestra fuerza de voluntad.
En lo que respecta a la fuerza de voluntad, el tiempo lo es todo. Necesitarás tener tu
fuerza de voluntad a toda potencia para asegurarte de que cuando hagas lo que
tengas que hacer nada te distraiga ni te desvíe de tu objetivo. Luego necesitarás tener
fuerza de voluntad suficiente para el resto del día, tanto para mantener lo que has
conseguido como para evitar sabotearlo. No necesitas más fuerza de voluntad que esa
para tener éxito. Así que, si quieres sacarle el máximo partido a cada día, haz tu tarea
más importante —LO ÚNICO— bien temprano, antes de que se te agote la fuerza de
voluntad. Puesto que tu autocontrol se irá debilitando a lo largo del día, empléalo
cuando esté a su máxima capacidad en aquello que más importancia tenga.
20)
Perder o no el equilibrio no es la verdadera cuestión. La cuestión es: ¿desequilibrio
corto o largo? En tu vida personal, opta por desequilibrios cortos y evita perder el
equilibrio durante periodos prolongados. Optar por desequilibrios cortos te permite
mantener la conexión con todas aquellas cosas que más importan y avanzar en todas
ellas a la vez. En la vida profesional, opta por desequilibrios largos y hazte a la idea de
que la búsqueda de resultados extraordinarios puede exigirte que pases periodos
prolongados de falta de equilibrio. Optar por desequilibrios largos te permite centrarte
en lo que más importa, aun a expensas de otras prioridades menores. En la vida
personal no hay que dejar nada de lado. En el trabajo es necesario hacerlo.
James Patterson, en su novela El diario de Suzanne, subraya con maestría dónde
están las prioridades de nuestro acto de equilibrar vida personal y profesional:
«Imagina que la vida es un juego en el que haces malabarismos con cinco bolas. Las
bolas se llaman: trabajo, familia, salud, amigos e integridad. Las mantienes todas en
el aire. Pero un día te acabas dando cuenta de que el trabajo es una pelota de goma:
si la dejas caer, rebotará y volverá a subir. Las otras cuatro bolas —familia, salud,
amigos e integridad— son de cristal. Si dejas caer alguna de ellas, irremediablemente
se rayará, se agrietará o incluso se hará añicos».
21)
El asunto del equilibrio es en realidad una cuestión de prioridades. Cuando pasas de
hablar de equilibrar a hablar de priorizar ves más claras tus opciones y abres una
puerta a cambiar tu destino. Para obtener resultados extraordinarios es necesario que
te marques una prioridad y que actúes en consecuencia. Si actúas en función de tu
prioridad perderás automáticamente el equilibrio al dedicar más tiempo a una cosa en
detrimento de otras. Así pues, la dificultad no está en perder el equilibrio, ya que
deberás perderlo. La dificultad radica en saber cuánto tiempo debes mantenerte
dedicado a tu prioridad. Para ser capaz de atender a tus prioridades extralaborales, ten
claro cuál es la principal prioridad en el trabajo para poder hacerla cuanto antes.
Después ve a casa y define bien tus prioridades personales para poder volver al
trabajo.
Cuando debas trabajar, trabaja, y cuando debas jugar, juega. Caminas por una
extraña cuerda floja, pero las cosas solo se van al traste cuando mezclas las
prioridades.
1. Piensa en una balanza con dos platillos contrapuestos. Separa tu vida laboral
y tu vida personal en dos platillos distintos. No para compartimentarlas, sino solo
para contrapesarlas. Cada una tiene sus objetivos y sus estrategias de contrapeso.
2. Contrapesa el platillo del trabajo. Plantéate el trabajo como el dominio de una
habilidad o de unos conocimientos. De ese modo deberás dedicar un tiempo
desproporcionado a una ÚNICA COSA —tu ÚNICA COSA—, con el consiguiente
desequilibrio constante de tus días, semanas, meses y años laborales. Tu vida
profesional se divide en dos áreas: lo que más importa y todo lo demás. Tendrás
que llevar lo importante hasta los extremos y no preocuparte por lo que ocurra con
el resto. El éxito profesional así lo exige.
3. Contrapesa el platillo de la vida personal. Reconoce que tu vida consta de
diversas áreas y que todas ellas requieren un mínimo de atención para que sientas
que «tienes una vida». Si dejas de lado cualquiera de ellas notarás las
consecuencias. Eso exige mantenerte consciente en todo momento. No puedes ir
demasiado lejos ni alejarte demasiado tiempo de ninguna de esas áreas sin
reequilibrarlas para que sigan siendo áreas activas de tu vida. Tu vida personal así lo
exige.
22)
Los grandes objetivos
pueden parecer inasequibles a primera vista. Y, aun así, ¿cuántas veces te has puesto
a hacer algo que en su momento parecía un imposible y luego has descubierto que era
mucho más fácil de lo que pensabas? A veces las cosas son más sencillas de lo que
creemos y, a decir verdad, otras son mucho más difíciles. Es entonces cuando debes
darte cuenta de que en el proceso de conseguir algo grande también tú te haces
grande. Lo grande exige crecer, y para cuando has llegado también tú has crecido. Lo
que parecía una montaña insuperable desde cierta distancia se convierte en un
pequeño montículo cuando llegas; por lo menos en comparación con la persona en la
que te has convertido. Tu manera de pensar, tus habilidades, tus relaciones y tu
sentido de lo que se puede hacer y de lo que cuesta hacerlo también crecen en ese
camino hacia lo grande.
Cuando experimentas lo grande, también tú te vuelves grande.
23)
Lo primero de todo, me libré de la tensión. Empecé a escuchar de verdad a mi
cuerpo, aminoré el ritmo y me relajé. Después empecé a llevar camisetas y vaqueros
para ir a trabajar y desafié a quienquiera que hiciese algún comentario al respecto.
Abandoné aquel lenguaje y aquella actitud y volví a ser yo mismo. Volví a desayunar
con mi familia. Me puse en forma tanto física como espiritualmente y me mantuve en
forma. Y, por último, empecé a hacer menos cosas. Sí, menos. Menos de manera
intencionada, a propósito. Aflojé como nunca había aflojado, despreocupándome como
nunca había hecho y respirando. Cuestioné los axiomas del éxito y ¿qué pasó? Que
tuve más éxito del que jamás había soñado alcanzar y me sentí mejor de lo que me
había sentido en mi vida.
Esto es lo que descubrí: que pensamos, planeamos y analizamos en exceso nuestras
carreras profesionales, nuestros negocios y nuestras vidas; que tanta hora extra no es
ni una virtud ni bueno para la salud y que normalmente triunfamos a pesar de lo que
hacemos, no gracias a ello. Me di cuenta de que no sabemos gestionar bien el tiempo
y de que la clave para triunfar no está en todas las cosas que hacemos, sino en el
puñado de cosas que hacemos bien.
Aprendí que el éxito se reduce a esto: saber estar en sintonía con el momento que
estás viviendo. Si eres capaz de decir con franqueza: «Aquí es donde debo estar ahora,
haciendo exactamente lo que estoy haciendo», entonces se hacen posibles todas las
increíbles posibilidades de tu vida.
24)
Los resultados extraordinarios rara vez se dan por casualidad. Son fruto de las
decisiones que tomamos y de las acciones que emprendemos. La pregunta esencial
siempre dirige tus pasos hacia lo mejor de ambas cosas al obligarte a hacer aquello
que resulta esencial para tener éxito: tomar una decisión. Pero no te lleva a tomar una
decisión cualquiera, sino la mejor decisión. Te hace ignorar lo que es factible y ahondar
hasta lo que es necesario, lo que importa.
Te lleva a la primera ficha del dominó.
Para mantenerse en el buen camino y vivir cada día, cada mes, cada año o toda una
vida profesional lo mejor posible, hay que seguir haciéndose continuamente la
pregunta esencial. Si te la haces una y otra vez, te obligará a organizar las tareas en
su correspondiente orden de importancia. Y así cada vez que te la plantees verás cuál
es tu siguiente prioridad. La fuerza de este método está en que te impone cumplir una
tarea encima de otra. Si haces primero la tarea correcta, también te armas con la
mentalidad apropiada, las habilidades adecuadas y las relaciones idóneas. Tus
acciones, impulsadas por la pregunta esencial, se convierten en una progresión natural
mediante la que elaboras algo correcto a partir de algo precedente también correcto.
Cuando ocurre esto te hallas en disposición de experimentar la fuerza del efecto
dominó.
La pregunta esencial reduce todas las posibles preguntas a una sola: «¿Qué es LO ÚNICO
que puedo hacer / gracias a lo cual / todo lo demás me resulte más fácil o
innecesario?».
«Qué es LO ÚNICO...» te dice que
la respuesta consistirá en una idea única en lugar de muchas. Te dirige a algo
específico. Te dice de buenas a primeras que, aunque puedas tener en cuenta
varias opciones, tendrás que tomarte en serio esta porque no optarás por dos,
tres, cuatro o más cosas. No puedes repartir tus apuestas para jugar sobre seguro.
Solo puedes escoger una cosa, LO ÚNICO.
El segundo segmento, «... que puedo hacer...», es una orden que te conmina a
llevar a cabo una acción que es posible. Muchas veces la gente quiere cambiarlo
por «debería hacer» o «podría hacer», pero esas opciones no interesan. Son
muchas las cosas que podríamos o deberíamos hacer pero que nunca hacemos.
Con una acción que «puedes hacer» la intención no cuenta.
TERCERA PARTE: ... TODO LO DEMÁS ME RESULTE MÁS FÁCIL O
INNECESARIO
Arquímedes dijo: «Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo». Y eso es
exactamente lo que esta última parte de la pregunta te dice que encuentres. Ese
«... todo lo demás me resulte más fácil o innecesario» es la prueba por excelencia
de cómo aprovechar un punto de apoyo. Te dice cuándo has dado con la primera
ficha del dominó. Te dice que, cuando hagas LO ÚNICO que tienes que hacer,
cualquier otra acción que pudieras emprender para alcanzar tu objetivo te será
ahora más fácil o incluso ya no será necesario emprenderla. A mucha gente le
cuesta hacerse una idea de la cantidad de cosas que no haría falta hacer si
simplemente empezasen por hacer la cosa correcta. De hecho, esta parte
calificadora de la pregunta pretende hacer a un lado el desorden de tu vida al
pedirte que te pongas unas anteojeras. De ese modo se elevan las posibilidades
de que cambies tu vida al hacer esa cosa esencial y evitar cualquier distracción.
grandes ideas
1. Las grandes preguntas son el camino a las grandes respuestas. La pregunta
esencial es una gran pregunta diseñada para hallar una gran respuesta. Te ayudará
a encontrar la primera ficha del dominó tanto en tu trabajo o tu empresa como en
cualquier otro ámbito en el que quieras obtener resultados extraordinarios.
2. La pregunta esencial es una pregunta doble. Aborda dos áreas: la visión
general y los asuntos puntuales. La primera tiene que ver con encontrar la dirección
correcta en la vida y la segunda, con encontrar acciones concretas.
3. La pregunta esencial general: «¿Qué es LO ÚNICO que tengo que hacer?».
Úsala para dar con una visión que te sirva en la vida y una dirección que te sirva en
tu empresa o tu trabajo. Es tu brújula estratégica. También funciona cuando te
plantees qué es lo que quieres dominar, qué quieres dar a los demás y a tu
comunidad y cómo quieres ser recordado. Te hace conservar la perspectiva en las
relaciones con amigos, familiares y compañeros y mantener tus acciones cotidianas
por el buen camino.
4. La pregunta esencial puntual: «¿Qué es LO ÚNICO que tengo que hacer
ahora mismo?». Úsala nada más levantarte y a lo largo de toda la jornada. Te
mantiene centrado en tu tarea más importante y, cuando la necesites, te ayudará a
encontrar la «acción de punto de apoyo» o la primera ficha del dominó en cualquier
actividad que emprendas. La pregunta esencial puntual te prepara para empezar la
semana laboral de la manera más productiva. También resulta eficaz para tu vida
personal, pues te mantiene atento a tus necesidades inmediatas más importantes,
así como a las de las personas más importantes de tu vida.
Plantearte la pregunta esencial genera resultados extraordinarios. Es la manera de
trazar tu rumbo en la vida y en el trabajo y el mejor modo de progresar en tu tarea
más importante.
Ya busques respuestas grandes o pequeñas, plantearte la pregunta esencial es el
mejor hábito que puedes adquirir en la vida.
25)
Una gran respuesta es en esencia una respuesta nueva. Es un salto más allá de
todas las respuestas actuales en busca de la siguiente respuesta, que encontraremos
en dos pasos. El primero es el mismo que damos en el caso de las respuestas
asequibles. Averiguamos e investigamos y estudiamos a los mayores triunfadores.
Cada vez que no sepas cuál es la respuesta, tu respuesta será ir en busca de la
respuesta. Es decir, que en un principio LO ÚNICO que tendrás que hacer será buscar
pistas y modelos que te guíen en la buena dirección. Lo primero que hay que hacer es
preguntarse: «¿Hay alguien que ya haya estudiado o logrado esto o algo parecido a
esto?». La respuesta será casi siempre que sí, así que tu investigación arranca
averiguando qué han aprendido otros.
Un profesor de la universidad me dijo una vez: «Gary, tú
eres listo, pero antes que tú ha vivido más gente. No eres la primera persona que
piensa a lo grande, así que te convendría estudiar primero lo que han aprendido otros
y después elaborar tus acciones sobre los cimientos de sus enseñanzas». Tenía mucha
razón. Y te estaba hablando también a ti.
-------
Eso es buscar referencias, y ese es el segundo paso: buscar qué hacer a
continuación en la misma dirección en la que los mejores ya se han encaminado o, si
es necesario, en una dirección completamente nueva.
26)
En nuestra vida contamos con un ritmo natural que se convierte en una sencilla
fórmula para ponernos manos a la obra con nuestra idea única y lograr resultados
extraordinarios: propósito, prioridad y productividad. Juntos, estos tres elementos
están conectados para siempre y confirman mutuamente su existencia de manera
constante en nuestras vidas. Vinculándolos llegarás a los dos ámbitos donde aplicar LO
ÚNICO: uno grande y otro pequeño.
Tu gran idea única es tu propósito, y tu pequeña idea única es la prioridad de la
acción que emprendes para conseguirlo. La gente más productiva parte del propósito y
lo utiliza como si de una brújula se tratase. Dejan que el propósito sea la fuerza que
los guíe para determinar la prioridad que
27)
Si carecemos de una «visión de conjunto»,
podemos caer con facilidad en una búsqueda obsesiva del éxito. ¿Por qué? Porque, una
vez que conseguimos lo que queremos, nuestra felicidad se desvanece tarde o
temprano ya que no tardamos en acostumbrarnos a lo que hemos obtenido. Esto le
ocurre a todo el mundo y acaba por aburrirnos y hacernos buscar algo nuevo que hacer
o conseguir. Peor aún, podemos incluso no aminorar ni pararnos a disfrutar de lo que
hemos conseguido, porque en cuanto lo tenemos nos ponemos automáticamente en
busca de otra cosa. Si no tenemos cuidado, acabamos saltando de conseguir y adquirir
algo a conseguir y adquirir otra cosa sin dedicar nunca tiempo a disfrutar plenamente
de nada. Esa es una buena manera de seguir siendo un mendigo, y el día en que nos
demos cuenta de ello es el día en que nuestra vida cambiará para siempre.
28)
El doctor Martin Seligman, antiguo presidente de la American Psychological
Association, opina que son cinco los factores que contribuyen a nuestra felicidad: la
emoción positiva y el placer, el éxito, las relaciones, la implicación y el significado. De
ellos, cree que la implicación y el significado son los más importantes. Implicarse más
en aquello que hacemos mediante la búsqueda de maneras de dar más significado a
nuestra vida es el camino más seguro para lograr una felicidad duradera. Cuando
nuestras acciones diarias sirven a un gran propósito puede surgir la felicidad más
poderosa y duradera
29)
A falta de una respuesta, escoge una dirección. «Propósito» puede sonar muy
fuerte, pero no tiene por qué serlo. Considéralo simplemente como LO ÚNICO que
quieras que importe en tu vida más que cualquier otra. Prueba a poner por escrito
algo que te gustaría lograr y después explica cómo pretendes hacerlo.
30)
Marcarte metas para el ahora te llevará hasta ese punto.
Cuando piensas a través del filtro de «marcarte metas para el ahora», te pones una
meta para el futuro y después te dedicas a profundizar de manera metódica hasta
descubrir qué es lo que deberías hacer ahora mismo.
grandes ideas
1. Solo puede quedar una. Tu principal prioridad es esa única idea que tienes que
realizar ahora mismo y que te ayudará a conseguir aquello que más importa. Es
posible que tengas muchas «prioridades», pero si escarbas hasta lo más profundo
descubrirás que siempre hay una que importa más que las demás, tu máxima
prioridad: LO ÚNICO.
2. Márcate metas para el ahora. Saber cuál es tu meta futura es el punto de
partida. Identificar los pasos que tienes que seguir por el camino mantendrá tu
mente despejada mientras descubres esa prioridad adecuada que debes cumplir
ahora mismo.
3. Ponlo en negro sobre blanco. Pon por escrito tus metas y tenlas siempre a
mano.
Mediante la técnica de marcarte metas para el ahora, extrae de tu propósito una
sola prioridad, y esa prioridad —esa única idea que tienes que realizar y gracias a la
cual todo lo demás te resultará más fácil o innecesario— te mostrará el camino a unos
resultados extraordinarios
31)
Las personas productivas hacen más cosas, obtienen mejores resultados y logran
ganar más dinero que los demás con las mismas horas de trabajo. Lo hacen porque
dedican el máximo tiempo a ser productivos en su principal prioridad, en LO ÚNICO.
Reservan tiempo para LO ÚNICO y después protegen a capa y espada esos tiempos que
se han programado. Han logrado con éxito establecer la relación entre aprovechar de
manera coherente esos bloques de tiempo programados y obtener los resultados
extraordinarios que buscan.
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Seas quien seas, programarte grandes bloques de tiempo funciona.
grandes ideas
1. Relaciona propósito, prioridad y resultados. Solo podrás obtener resultados
extraordinarios cuando el sitio a donde quieres llegar concuerda completamente con
lo que haces hoy. Sácale partido a tu propósito y deja que sea este el que dicte tus
prioridades. Una vez que tengas claras tus prioridades, el único rumbo lógico es que
te pongas a trabajar.
2. Programa tiempo para LO ÚNICO. La mejor manera para conseguir LO ÚNICO es
programarte citas periódicas contigo mismo. Planifica el tiempo bien temprano por
la mañana y resérvate bloques grandes: ¡no menos de cuatro horas! Míralo de este
modo: si el tiempo que te programas tuviese que ir a juicio, ¿contendría tu
calendario suficientes pruebas para condenarte?
3. Protege a toda costa el tiempo que te has reservado. Programarte el tiempo
solo te funcionará si tu mantra es «Nada ni nadie tiene permiso para distraerme de
LO ÚNICO». Por desgracia, tu determinación no impedirá que el resto del mundo
intente distraerte, así que sé creativo cuando puedas y mantente firme cuando
debas. El tiempo que te has programado es la reunión más importante del día, así
que haz lo que haga falta para protegerlo.
33)
pag 122
SIGUE EL CAMINO A LA MAESTRÍA
«Maestría» no es una palabra que se oiga mucho últimamente, pero sigue siendo tan
vital como lo ha sido siempre para obtener resultados extraordinarios. Por muy
intimidatoria que te parezca, cuando veas la maestría como un camino a seguir y no
como un destino al que llegar empezará a parecerte más accesible y asequible. La
mayoría asume que ser maestro en algo es un resultado, pero en esencia es una
manera de pensar, una manera de actuar y un viaje que uno experimenta. Cuando lo
que has escogido dominar es lo adecuado, entonces pretender llegar a ser maestro en
ello hará que todo lo demás te resulte más fácil o innecesario. Por eso escogemos ser
maestros en alguna materia.
La maestría desempeña un papel crucial en tu hilera de fichas de dominó.
En mi opinión, la manera positiva de ver la maestría es dar lo mejor de ti para
convertirte en el mejor en tu tarea más importante. La senda es la del aprendiz que
aprende y vuelve a aprender los fundamentos de algo a lo largo de un viaje sin fin de
experiencia y pericia crecientes. Míralo de este modo: en determinado momento, los
karatekas de cinturón blanco que se entrenan para progresar conocen los mismos
movimientos básicos de kárate que los de cinturón negro, la diferencia es que los
primeros no han practicado lo suficiente para ejecutarlos tan bien como los segundos.
33)
dispuesto a hacer lo que haga falta.
No puedes ponerle límites a lo que vas a hacer. Tienes que estar abierto a nuevas
ideas y a nuevas maneras de hacer las cosas si quieres avanzar en tu vida. A lo largo
del camino de la maestría irás encontrando nuevos desafíos para hacer cosas nuevas.
La persona que tiene un propósito sigue la sencilla norma de que «un resultado
distinto exige hacer algo distinto». Haz de esto tu mantra y se producirán esos
avances.
Mucha gente llega a un nivel en el que su rendimiento es «suficientemente bueno» y
entonces dejan de esforzarse en mejorar. Quienes siguen la senda de la maestría lo
evitan subiendo continuamente el listón, desafiándose a atravesar su actual techo y
siendo siempre aprendices.
Es lo que el escritor y campeón de la memoria Joshua Foer denominó «fase de
meseta». Lo ilustró con la mecanografía. Si el tiempo dedicado a practicar fuese lo
único importante, en el transcurso de nuestra vida profesional, con los millones de
informes y correos electrónicos que escribimos, todos progresaríamos de teclear con
dos dedos a escribir cien palabras por minuto. Pero eso no ocurre. Alcanzamos un nivel
de habilidad que nos parece aceptable y después simplemente desconectamos el
interruptor del aprendizaje. Vamos con el piloto automático puesto y llegamos a uno
de los techos de éxito más habituales: la fase de meseta.
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Busca otros modelos y sistemas mejores, otros métodos que te ayuden a ir más allá. Y
luego adopta una nueva manera de pensar, adquiere nuevas habilidades y nuevas
relaciones que te ayuden a ponerlas en funcionamiento. Ten un propósito para el
tiempo que te has reservado y da rienda suelta a tu potencial.
34)
Una de las maneras más rápidas de incluir la responsabilidad en tu vida es encontrar
un tutor o compañero de responsabilidad. La responsabilidad puedes reforzarla con la
ayuda de un mentor, un colega o, en su forma más elevada, un coach o asesor. En
cualquier caso, es vital que adquieras una relación de responsabilidad y que le des
permiso a tu tutor para que sea claro y sincero contigo. Un tutor de responsabilidad no
es un animador, aunque sí que puede animarte. Un tutor de responsabilidad te brinda
un punto de vista franco y objetivo sobre lo que haces, alienta constantemente tus
expectativas de un progreso productivo y puede servir de fuente de ideas vitales e
incluso, cuando se necesita, de experiencia. Para mí, un coach o un mentor son la
mejor opción como tutor de responsabilidad. Aunque un colega o un amigo pueden
perfectamente ayudarte a ver cosas que tú no eres capaz de ver, la mejor visión sobre
la responsabilidad te la proporcionará alguien para quien hayas acordado ser
completamente responsable. Cuando la relación es de esa naturaleza se obtienen los
mejores resultados.
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De hecho, te costaría mucho encontrar a grandes triunfadores que no
tengan asesores que les ayuden en los ámbitos clave de su vida.
Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para buscar un asesor. Si te
comprometes a obtener resultados extraordinarios verás que la figura del asesor te
reportará grandes posibilidades de conseguirlos
grandes ideas
1. Comprométete a ser el mejor. Los resultados extraordinarios solo se consiguen
cuando das lo mejor de ti para convertirte en el mejor en tu tarea más importante.
Ese es, en esencia, el camino a la maestría. Y, puesto que la maestría requiere su
tiempo, hace falta un compromiso para conseguirla.
2. Afronta tu ÚNICA COSA con un propósito. Avanza de E a P. Ve en busca de los
modelos y sistemas que te hagan avanzar lo más allá que puedas. No te conformes
con lo que puedas hacer de forma natural: ábrete a nuevas maneras de pensar,
nuevas habilidades y nuevas relaciones. Si el camino a la maestría es un
compromiso para ser el mejor, tener un propósito es un compromiso para adoptar el
mejor método posible.
3. Haz tuyos tus resultados. Si lo que quieres es obtener resultados extraordinarios,
ser una víctima no te va a servir de nada. Los cambios se producen únicamente
cuando te haces responsable. Así que apártate del asiento del pasajero y opta
siempre por sentarte en el sitio del conductor.
4. Búscate un asesor. Te costaría mucho encontrar a alguien que consiga resultados
extraordinarios sin que nadie le asesore.
35)
La cuestión es esta: cuando dices que sí a algo, es indispensable que entiendas a
qué estás diciendo que no. El guionista Sidney Howard, famoso por Lo que el viento se
llevó, advertía: «La mitad de saber qué es lo que quieres consiste en saber a qué
tienes que renunciar antes de conseguirlo». Al fin y al cabo, la mejor manera de tener
un gran éxito es simplificar al máximo. Y cuando simplificas dices que no... a muchas
cosas. A muchas más de las que nunca te hubieses planteado.
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hombre de decir que no.
El arte de decir que sí es, de manera inherente, el mismo arte que el de decir que
no. Decir que sí a todo es lo mismo que decir que sí a nada.
Cada obligación añadida merma tu eficacia en cualquier cosa que emprendas. Así
que, cuantas más cosas hagas, menos éxito tendrás en cualquiera de ellas. No puedes
contentar a todo el mundo, así que no lo intentes. De hecho, si lo intentas, la persona
a la que nunca contentarás es a ti mismo
otros resumenes
https://marshallcf.com/wp-content/uploads/2017/02/The-ONE-Thing.pdf
https://mentalpivot.com/book-notes-the-one-thing-gary-keller-jay-papasan/
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